República Democrática del Congo: esperando regresar a casa

En Masisi, con la ayuda de otras organizaciones, el Servicio Jesuita a Refugiados sirve en seis campamentos con proyectos de educación, asistencia de emergencia, creación de medios de subsistencia y servicios pastorales y psicosociales.

En la provincia oriental de Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo (RDC), el territorio de Masisi sigue sumido entre los conflictos armados, la violencia étnica y la inestabilidad. En esta situación de inseguridad, miles de familias huyen de sus hogares cada año.

Muchas de las personas que abandonan sus hogares en busca de protección, seguridad y supervivencia, nunca han salido de la RDC. Permanecen en asentamientos formales e informales, desplazados dentro de su propio país, sin poder cruzar las fronteras nacionales ni regresar a sus hogares.

“El país es una de las crisis olvidadas de nuestro tiempo”, dice Elisa Orbañanos, directora del programa del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Grandes Lagos en Masisi. “Hoy en día, la población de desplazados internos (IDP) en la República Democrática del Congo es de 3,8 millones, y solo en Kivu del Norte se estima que 957.000 personas viven como desplazadas”.

En Masisi, con la ayuda de otras organizaciones, el JRS sirve en seis campamentos con proyectos de educación, asistencia de emergencia, creación de medios de subsistencia y servicios pastorales y psicosociales.

Como parte de un proyecto de bienestar psicosocial, se organizan talleres en los que se tratan temas como la higiene y la salud, las relaciones humanas y la nutrición. Dada la particular realidad del conflicto en esta zona, el apoyo psicosocial es esencial para mujeres y niñas que han sobrevivido a la violencia sexual.

Financiado por la ONG española Entreculturas, el proyecto de formación continua de Masisi tiene como objetivo mejorar el acceso de los jóvenes a una educación secundaria de calidad. Asimismo, la ONG vasca Alboan trabaja para ampliar el acceso a la educación en la zona mediante el desarrollo de las capacidades de las autoridades educativas locales.

“El día a día no es fácil; sin embargo, cada pequeño éxito aquí significa un cambio sustancial en la vida de otras personas… un adolescente que aprueba el examen de educación nacional, una mujer que abre su propia tienda de costura…”, explica Elisa sobre la realidad de las personas que acompañan en Masisi.

“El mayor desafío es no permitir que este país sea olvidado”. Entreculturas, Alboan y el JRS no lo olvidarán y seguirán caminando con los desplazados internos en Kivu del Norte mientras estos esperan poder regresar a sus hogares, cuando sea.

Para leer la entrevista completa a Elisa, haz clic aquí.

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Fuente: http://es.jrs.net

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