Revista Mensaje Nº 696: «Un viaje por el universo de 007»

El artista César Gabler presenta en el Museo de Artes Visuales una exposición donde explora los vínculos entre James Bond —el personaje literario creado por Ian Fleming—, el contexto político-social y cultural de la Guerra Fría y su propia biografía.

Protagonizada por Roger Moore y estrenada en 1979, Moonraker debe haber sido la primera película Bond que vio César Gabler. «Solo recuerdo vagamente el interior de una nave espacial y unas chicas que acompañaban al agente», anota el artista en uno de los textos de la exposición que —basada en el personaje creado por Ian Fleming— presenta actualmente en el Museo de Artes Visuales (MAVI).

La muestra —titulada «Papel Bond»— incluye una línea de tiempo acotada a 1953, el año en que el escritor británico publicó Casino Royale, la novela que dio comienzo a la saga dedicada al espía. La cronología vincula ese acontecimiento con otros ocurridos también en 1953 —la muerte de Stalin, entre ellos— o décadas más tarde, como su asistencia al cine Gran Palace un domingo, junto a su hermano y a su padre, para ver Moonraker.

Gabler nunca fue «bondiano» —aunque en la pubertad puede haber desarrollado cierta admiración por ese hombre que «luchaba contra los malos, era bueno pa los puñetes, guapo y exitoso con las mujeres»— y, sin embargo, decidió tomar al personaje literario como punto de partida de una exhibición por una razón de peso: su tío Germán Gabler, dibujante y guionista, dirigió la revista de cómics basada en las historias de Fleming que la editorial Zig-Zag publicó quincenalmente entre 1968 y 1971.

«Era una época de esplendor para el cómic chileno. Yo vengo trabajando desde el 2013 con propuestas en las que se entrecruzan lo biográfico o la vida privada, lo histórico y un lenguaje gráfico en particular. Que un tío hiciera a un personaje icónico universal me sugirió que había un proyecto posible», explica.

CONEXIONES ENTRE EL UNIVERSO Y LAS NOVELAS

Desplegado en varias salas del MAVI, el montaje exhibe, en una vitrina, ejemplares de la revista que publicó Zig-Zag (007 James Bond era su nombre) y también de las novelas de Fleming que luego fueron adaptadas al cine. En una de las paredes, en tanto, el autor expone doce páginas con viñetas dibujadas por su tío: ocho corresponden a las aventuras del espía y las restantes a una publicación que apareció posteriormente, que se llamó Killer y tuvo como personaje central a Charles Bronson.

Pero el grueso de la exhibición lo componen dibujos y pinturas, algunas murales, que Gabler hizo para representar personajes, conceptos y tipologías humanas pertenecientes al mundo inventado por Fleming y el contexto de la época, definido por la Guerra Fría.

«La exposición establece conexiones históricas entre el universo de las novelas y la cultura en general», cuenta Gabler, quien invirtió dos años en el desarrollo de esta muestra y leyó todos los relatos del autor británico para darle cuerpo a su trabajo.

«En 1953, el año en que apareció Casino Royale, murió también el artista Francis Picabia (la cronología consigna el hecho), que me interesa porque trabajó la cultura popular más vulgar. Debe haber sido de los primeros que hizo cuadros de figuras humanas inspiradas en revistas medio porno. El mismo año nació Playboy, que no fue la primera revista erótica, pero sí la primera que se estructuró no solo a partir de páginas con mujeres desnudas, sino también de un estilo de vida. Por eso a los personajes que vivían de ese modo (rodeados de mujeres jóvenes y hermosas y en medio del lujo) se les llamaba playboys«, comenta.

El artista alude a esos modelos de sexualidad y bienestar con desnudos de hombres y mujeres y otras obras que hablan de la «relación con la corporalidad» que hay en las novelas Bond. «En ellas es evidente la idea de belleza femenina y también masculina. La narración se interna en baños, gimnasios y piscinas, donde describe cuerpos viejos y gordos: el personaje (007) siempre contiene su repulsión ante ellos. La visión de lo bello y feo es paralela a una escala moral. Las novelas son, por otro lado, bien descriptivas de los límites que impone la clase social», afirma el artista.

Gabler también expone retratos de las figuras históricas a las que hace referencia en la línea de tiempo, como el ya citado Stalin, y a algunos personajes memorables de la saga 007, según su representación en el cine. El principal es Sean Connery, el primer Bond, recientemente fallecido. Solo o acompañado, el actor aparece en varias piezas. Se ven, además, unos cuantos villanos icónicos, entre ellos Jaws (o Mandíbulas), temible asesino con dentadura de acero, y OddJob, un secuaz de Goldfinger.

«Todos los que dibujaban a James Bond (en la revista de Zig-Zag) tenían que basarse en el rostro de Sean Connery y lograr el mayor parecido posible. Eso puede considerarse un detalle, pero tiene muchas lecturas. Un de ellas se relaciona con la exigencia académica que eso involucraba y muestra cómo el mundo de las bellas artes, al entrar en crisis con las vanguardias, se mantienen vivas en la cultura popular. Hacer ilustraciones, portadas de revistas y cómics clásicos realistas suponía un entrenamiento técnico igual al de los artistas de las bellas artes, que con todas sus pretensiones tan elevadas terminó alimentando la cultura popular», dice Gabler, cuya exposición puede entenderse, en parte, como un homenaje a su tío, según reconoce, aunque ese no fue su objetivo prioritario.

«El personaje literario, lo que recoge el cine de ese universo y los cómics son síntomas de una época, y eso fue lo que tomé como motor del trabajo», precisa. MSJ

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Fuente: Artículo publicado en Revista Mensaje Nº 696, enero-febrero de 2021.

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