Rito amazónico

Propuestas en el Sínodo Amazónico. Animémonos a dar los pasos necesarios para traducir la Biblia a idiomas originarios y para inculturar la liturgia, proponiendo adaptaciones acordes a la fe y a la liturgia romana, así como a la cultura de los pueblos.

Ver

El reciente Sínodo Panamazónico hizo estas consideraciones y propuestas:

116. El Concilio Vaticano II abrió espacios para el pluralismo litúrgico “para variaciones y adaptaciones legítimas para los diversos grupos y pueblos” (SC 38). En este sentido, la liturgia debe responder a la cultura para que sea fuente y culmen de la vida cristiana (cf. SC 10) y para que se sienta ligada a los sufrimientos y a las alegrías del pueblo. Debemos dar una respuesta auténticamente católica a la petición de las comunidades amazónicas de adaptar la liturgia valorando la cosmovisión, las tradiciones, los símbolos y los ritos originarios que incluyan dimensiones trascendentes, comunitarias y ecológicas.

117. En la Iglesia católica hay 23 ritos diferentes, signo claro de una tradición que desde los primeros siglos ha intentado inculturar los contenidos de la fe y su celebración a través de un lenguaje lo más coherente posible con el misterio que se quiere expresar. Todas estas tradiciones tienen su origen en función de la misión de la Iglesia: “Las Iglesias de un mismo ámbito geográfico y cultural han venido a celebrar el misterio de Cristo con expresiones particulares, caracterizadas culturalmente: en la tradición del “depósito de la fe”, en el simbolismo litúrgico, en la organización de la comunión fraterna, en la comprensión teológica de los misterios y en las diversas formas de santidad” (CIC 1202; cf. también CIC 1200-1206).

118. Es necesario que la Iglesia, en su incansable labor evangelizadora, trabaje para que el proceso de inculturación de la fe se exprese en las formas más coherentes, a fin de que también pueda celebrarse y vivirse según las lenguas propias de los pueblos amazónicos. Urge formar comités de traducciones y redacción de textos bíblicos y litúrgicos en las lenguas propias de los diferentes lugares, con los recursos necesarios, preservando la materia de los sacramentos y adaptándolos a la forma, sin perder de vista lo que sea esencial. En este sentido es preciso fomentar la música y el canto, todo lo cual es aceptado y fomentado por la liturgia.

119. El nuevo organismo de la Iglesia en la Amazonía debe constituir una comisión competente para estudiar y dialogar, según usos y costumbres de los pueblos ancestrales, la elaboración de un rito amazónico, que exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual amazónico, con especial referencia a lo que la Lumen Gentium afirma para las Iglesias orientales (cf. LG 23). Esto se sumaría a los ritos ya presentes en la Iglesia, enriqueciendo la obra de evangelización, la capacidad de expresar la fe en una cultura propia y el sentido de descentralización y de colegialidad que puede expresar la catolicidad de la Iglesia. También podría estudiar y proponer cómo enriquecer ritos eclesiales con el modo en que estos pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas.

Pensar

Estas consideraciones y propuestas no están fuera de lugar, sino que son muy conformes a los prescrito, hace 56 años, el 4 de diciembre de 1963, por el Concilio Vaticano II, en su Constitución sobre Liturgia:

“La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la liturgia; por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces los acepta en la misma liturgia, con tal de que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico. Al revisar los libros litúrgicos, salvada la unidad sustancial del rito romano, se admitirán variaciones y adaptaciones legítimas a los diversos grupos, regiones, pueblos, especialmente en las misiones, y se tendrá esto en cuenta oportunamente al establecer la estructura de los ritos y las rúbricas… En ciertos lugares y circunstancias, urge una adaptación más profunda de la liturgia, lo cual implica mayores dificultades… Las adaptaciones que se consideren útiles o necesarias, se propondrán a la Sede Apostólica para introducirlas con su consentimiento” (SC 37-38.40).

El primer paso para esta inculturación litúrgica es celebrar los ritos en los idiomas propios de los pueblos, pero hay muchos sacerdotes que se resisten a ello. Por aquí habría que empezar: hacer traducciones de la Biblia y la Liturgia, conforme a las normas de la Iglesia. El segundo paso son las adaptaciones. En esto estamos mucho más atrasados. Nos platicaba quien ocupa un alto cargo en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que, salvo el zaireño, ningún otro rito posconciliar ha sido aprobado por esa Congregación. El domingo pasado, por cierto, el Papa presidió ese rito en la Basílica de San Pedro, con fieles de la República Democrática del Congo. En lo esencial, es el rito romano, con algunas adaptaciones, semejantes a las que hemos hecho en pueblos originarios de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, que ya fueron aprobadas por nuestra Conferencia Episcopal y que esperan, desde hace varios años, la recognitio de Roma. Algunas de esas adaptaciones se usaron en la Misa que celebró el Papa en su visita a nuestra diócesis, el 15 de febrero de 2016, con el consentimiento previo de los ceremonieros vaticanos. Nos dicen de Roma que nuestro rito es el segundo, a nivel mundial, que se ha presentado; por eso allá lo están estudiando con cuidado. ¡Cuánto nos falta por avanzar en inculturación!

Actuar

Obispos y demás agentes de pastoral, animémonos a dar los pasos necesarios para traducir la Biblia a idiomas originarios y para inculturar la liturgia, proponiendo las adaptaciones que sean acordes a la fe y a la liturgia romana, así como a la cultura de esos pueblos. Es un derecho de ellos y una obligación de sus pastores. Es el camino de Jesús y de su Espíritu en su Iglesia. No impongamos una liturgia hispanizada, ni destruyamos culturas originarias.

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Fuente: https://es.zenit.org

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