Quizás es momento de recuperar el peso de la experiencia y de los estudios. El saber sí ocupa lugar, y tiempo, y es mucho más que una opinión ilustrada.
Se han convertido en la nueva figura del gurú. Tú pon el sustantivo delante de cualquier categoría y parece que se multiplica la autoridad. Antes la ‘experiencia’ venía avalada por logros, estudios, o dedicación profesional. Ahora no sabemos, porque a veces el «según los expertos» no lleva nombre concreto detrás, y hay que confiar en esa supuesta experiencia sin más garantías que el que alguien lo dice (hemos llegado a tener un comité de expertos anónimos en la gestión de la pandemia —obligados a creer en su valor por el mero hecho de ser llamados expertos, no por conocer ningún tipo de currículum que pudiera dar garantías—).
Como vivimos tan a corto plazo, creo que la ‘experiencia’ hoy no se acumula, sino que basta con un instante, el interés momentáneo o un nombramiento a dedo para ser calificado como especialista en algo. Política internacional, igualdad, desigualdad, integración europea, brexit, el euro, los bitcoins, la monarquía, los toros, el famoseo, los virus, la televisión, el Vaticano, el Palmar de Troya o la Biblia en verso.
Basta hacer un ejercicio sencillo. Cuando uno usa el autocompletado de Google, aparecen los usos más frecuentes. Pues bien, en Madrid en este momento si pones «expertos en…» aparece a continuación: crisis, enfermería, redes sociales, economía, bolsa, vino, herencias, crisis, películas, subvenciones… (seguro que donde leas esto las respuestas son otras, haz la prueba).
Si además añadimos un estudio de alguna universidad como fuente de autoridad, inmediatamente tenemos el argumento montado. A veces la lógica es algo sí como: según un estudio de la universidad Philip Morris, de Wisconsin, el tabaco es buenísimo para la salud. Buscamos ahora un «experto» que lo certifique, y ya tenemos campaña montada. Tengo la sensación de que para cualquier afirmación, por descabellada que sea, será posible encontrar un estudio que la avale y un experto que la justifique.
Quizás es momento de recuperar el peso de la experiencia y de los estudios. El saber sí ocupa lugar, y tiempo, y es mucho más que una opinión ilustrada. Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero no todas las opiniones tienen el mismo fundamento, y llega el tiempo de devolver a las palabras su valor y su densidad. O terminaremos opinando de todo sin profundizar en nada. Os lo dice un experto.
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Fuente: https://pastoralsj.org