Hace un llamamiento a la paz, la protección y la no devolución de los ciudadanos que buscan refugio en los países vecinos.
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) expresa su preocupación por las terribles consecuencias humanitarias de la crisis en Myanmar y hace un llamamiento a la paz, la protección y la no devolución de los ciudadanos de Myanmar que buscan refugio en los países vecinos. Los actores gubernamentales y militares deben abstenerse de toda forma de violencia contra los civiles, los manifestantes pacíficos y los periodistas y respetar los derechos humanos fundamentales de toda la población de Myanmar, incluida la libertad de reunión pacífica, la libertad de expresión y la libre circulación de información.
Desde el 1 de febrero, más de 10 mil refugiados han huido de Myanmar y 53 mil se han desplazado internamente como consecuencia del golpe militar. Mientras Myanmar sigue sufriendo la violencia, los países vecinos han impuesto estrictas restricciones fronterizas a los refugiados que buscan protección internacional.
El 9 de mayo, más de 2 mil refugiados de Myanmar fueron devueltos por el ejército tailandés. Es la última de las numerosas devoluciones de Tailandia que ponen a los refugiados en grave peligro. China e India han endurecido sus restricciones fronterizas aludiendo al Covid-19, pero en realidad prohíben la entrada de refugiados. En marzo, Malasia ha deportado a más de mil ciudadanos de Myanmar exponiéndolos a la violencia y la inseguridad.
El JRS insta a los países de la región a ofrecer seguridad y protección a los que buscan seguridad, a proteger a los refugiados que ya están dentro de sus fronteras y a abstenerse de devolver a los refugiados por la fuerza. Los países pueden cumplir con las normas internacionales de protección y transparencia, al tiempo que ponen en marcha medidas que gestionan los riesgos para la salud pública.
El JRS se une al Papa Francisco en su llamamiento por la paz: «Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: ¡que cese la violencia! Yo también extiendo mis brazos y digo: ¡que prevalezca el diálogo!».
El JRS hace un llamamiento urgente a los países de la región para que ofrezcan refugio y protección a todos los que huyen en busca de seguridad. Es vital que cualquier persona que busque asilo en otro país pueda acceder a él. Los niños, las mujeres y los hombres que huyen por su vida no deben ser devueltos a un lugar donde su seguridad o su libertad puedan estar en peligro. Este principio de no devoluciones es una piedra angular del derecho internacional y es vinculante para todos los Estados.
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Fuente: https://jrs.net