Siguen muriendo inocentes

Por desgracia, a lo largo de los siglos tenemos la vergüenza, como humanidad, de haber repetido numerosas veces la historia de los santos inocentes.

Hace poco leí que la matanza de los santos inocentes que se nos cuenta en el Evangelio no parece que tenga mucho respaldo histórico. Pero eso no la hace menos pertinente porque, por desgracia, a lo largo de los siglos tenemos la vergüenza, como humanidad, de haber repetido numerosas veces la historia de los santos inocentes.

Aún recuerdo, siendo pequeño, que visité un belén que tenía la escena de la matanza de Herodes y se me grabó en la retina. Pocas historias me daban tantos escalofríos de pequeño como esa matanza de criaturas menores de dos años perpetrada por el rey Herodes para quitarse de en medio al mesías que acababa de nacer. Qué terrible la crueldad de ese rey que no duda en aniquilar a inocentes.

Igual que se me grabó de pequeño la escena del belén, se me grabó, siendo adulto, la imagen de Aylan muerto en las costas de Turquía; y la de la niña que murió con su padre en el río Bravo en México hace unos meses. Y aunque no tengamos imágenes duele saber que ahora mismo hay niños trabajando en las minas de Bolivia; niñas que son abusadas sexualmente en las calles de Bangkok; duelen esas «granjas» de mujeres en Ucrania «produciendo» niños y niñas a demanda. Y duele saber que hay países en los que ya no nacen bebés con síndrome de Down porque se deshacen de ellos antes de nacer.

Muchas de estas muertes de inocentes son producto de una sociedad que mira para otro lado, como pasó —y pasa— en los casos de abusos sexuales. Tenemos que poner a las víctimas en el centro, reconocer su dignidad y preguntarnos qué podemos hacer cada quién para que los Herodes de hoy no puedan seguir actuando impunemente.

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Fuente: https://pastoralsj.org

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