El misionero capuchino Charly Azcona trabaja desde 1985 en la selva de Ecuador y señala que “el Sínodo para la Amazonía es un proceso que tenemos que continuar. Es un proceso que el Papa nos está marcando, pero que muchos misioneros lo han vivido, y nos han dejado ese legado”.
“La misión en la Amazonía es tratar de pensar en un desarrollo desde las mismas comunidades, donde los pueblos indígenas sean los sujetos, los actores. Como Iglesia también tenemos un desafío que es el de la encarnación, de aprender las lenguas, de acompañar a la gente, de estar ahí, un poquito, en todos estos problemas”, lo afirma el misionero capuchino, Charly Azcona, en una entrevista concedida a Religión Digital, donde explica la situación en la que se encuentra la Amazonía ecuatoriana.
DE ESPAÑA A LA SELVA ECUATORIANA
El religioso capuchino, Charly Azcona nació en España, en Guembre, Navarra, y es el octavo de diez hermanos, hijo de agricultores. En su tierra natal le toco vivir toda la fuerte religiosidad de España y, después, durante su juventud, todo el cambio político y los años de la transición. El misionero que trabaja en Ecuador desde 1985, reconoce que “siempre me ha llamado mucho la atención el tema de las injusticias, de la corrupción y todo lo relacionado con los derechos humanos”, algo que ha marcado su trabajo como misionero. Junto con eso, a nivel de Iglesia, se ha involucrado en toda la renovación de la vida religiosa, participando en algunas fraternidades de inserción, siempre con esa ilusión de vivir el Evangelio.
LOS PUEBLOS INDÍGENAS DEL ECUADOR
Charly Azcona últimamente ha estado trabajando con los indígenas, primero con kichwas y después con los waorani, que son de reciente contacto, de hace más o menos treinta años. En los últimos días, han sido noticia porque han ganado un pleito al gobierno ecuatoriano, que se ha visto obligado a respetar sus tierras, amenazadas por la contaminación del petróleo, una lucha que el padre Charly ha asumido como propia, luchando por la erradicación de los mecheros de petróleo y todo el tema de la minería. Lo importante, señala el religioso, es acompañar, encarnarse, que los propios pueblos sean los protagonistas, poniendo como ejemplo a su hermano de congregación Mons. Labaka, alguien que se convirtió con los waorani, afirmando que “tenemos que desnudarnos de todo para descubrir con ellos las semillas del Verbo”.
EL CAMINO “PACIENTE” DEL EVANGELIO
Ante la pregunta de qué cosa ha aprendido durante estos años en Ecuador, el misionero capuchino señaló que, lo primero que ha aprendido es un poco a cambiar él mismo y ver que uno es el que tiene que cambiar, ha aprendido a ser más tolerante y los indígenas me lo han cambiado. “Recuerdo que, al principio, recién venido, un indígena en la Sierra me dijo, hermano, a Cristo se le sigue despacio. Son todas esas cosas que a uno le ayudan a valorar a los otros, a ver que uno no tiene muchas verdades, sino que hay muchas personas que le enseñan a uno el camino del Evangelio. He aprendido que Dios es el dueño y uno es un simple colaborador. También, después de muchos golpes, uno aprende que tiene que vivir lo que le toca vivir”.
PROBLEMÁTICAS Y DESAFÍOS DE LA AMAZONÍA ECUATORIANA
El religioso, explicando las problemáticas y desafíos que la Amazonía ecuatoriana presenta al Sínodo, a la Iglesia y a la sociedad, dijo que “el primer desafío que plantea toda esta realidad tan fuerte de explotación, de saqueo, de contaminación, de no cumplir la consulta previa, de no cumplir lo que la Constitución dice, que tienen que respetar un ambiente sano, la salud de las personas, todo eso”. En este aspecto, señala Charly Azcona, hay un tema fundamental, es decir, que las ganancias están por encima de las personas, de las comunidades, y eso es lo más grave. El Papa nos ha invitado a que luchemos por todos estos pueblos y luchemos también por los pueblos no contactados, que dice que son los vulnerables entre los vulnerables.
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Fuente: www.vaticannews.va