Vuelve la calma tras los enfrentamientos en los barrios de mayoría kurda de Alepo, con el Gobierno anunciando un «alto el fuego global». Entre muchas esperanzas y algunas críticas, el domingo se celebraron las primeras elecciones parlamentarias tras Assad. «Todos los sirios quieren que el país siga adelante, que dé un paso hacia el renacimiento, el desarrollo y la reconstrucción», afirma a los medios vaticanos el padre Firas Lutfi.
Una nueva prueba en el accidentado camino hacia la transición en Siria. Tras los enfrentamientos en Alepo entre las fuerzas gubernamentales y las milicias kurdas, que en la noche del lunes al martes causaron al menos dos muertos y treinta heridos en los barrios de Sheikh Maqsoud y Al Ashrafiya, las autoridades de Damasco anunciaron el acuerdo alcanzado para un «alto el fuego global».
Así vuelve la esperanza sobre el futuro de Siria, llamada a la pacificación y a la plena valorización de las minorías tras trece años de guerra y la caída el pasado diciembre de Bashar al Assad.
El enviado especial de Estados Unidos, Tom Barrack, calificó de «excelentes» las reuniones mantenidas en Damasco con el presidente sirio, Ahmed al Sharaa, y con el líder de las Fuerzas Democráticas Sirias (coalición de milicias de mayoría kurda), Mazlum Abdi: se ha alcanzado un acuerdo —declaró a la cadena Al Arabiya— que prevé también «la aplicación y la renovación del compromiso del acuerdo del 10 de marzo», que establece la integración de las estructuras civiles y militares kurdas en el Gobierno central antes de finales del 2025.
Las tensiones de los últimos días se produjeron tras la celebración el domingo de las primeras elecciones parlamentarias desde la caída de Assad. Un momento crucial que, según cuenta a los medios vaticanos desde Damasco el padre franciscano Firas Lutfi, se desarrolló «entre muchas esperanzas y algunas críticas».
«Muchas esperanzas porque todos los sirios, dentro y fuera de Siria, quieren que el país siga adelante, que dé un paso hacia el renacimiento, el desarrollo y la reconstrucción».
Críticas porque el nuevo sistema para la elección de los doscientos diez diputados del Parlamento es indirecto: prevé que dos tercios de los diputados sean elegidos por los comités electorales y un tercio sea nombrado por el presidente.
«La pregunta —observa el padre Lutfi— es hasta qué punto el nuevo Parlamento es realmente representativo de todos los sirios, de todos los componentes, de todas las minorías». Según los resultados preliminares, el nuevo Parlamento no contará con muchos representantes de las minorías y las mujeres solo representarán el 3% de los dos tercios elegidos por los comités locales. Por lo tanto, crece la expectación por la decisión de Al-Sharaa, que podrá nombrar a su discreción a los 70 parlamentarios restantes.
Según los resultados preliminares, el nuevo Parlamento no contará con muchos representantes de las minorías y las mujeres solo representarán el 3% de los dos tercios elegidos por los comités locales.
Según el padre franciscano, párroco en Damasco, el componente nombrado por el presidente influirá mucho en la dinámica del órgano legislativo: «Había muchos candidatos cristianos, pero muy pocos han ganado. Sin embargo, el presidente puede ahora suplir esta situación nombrando a miembros de las minorías».
La esperanza de que Siria pueda renacer tras los oscuros años del conflicto sigue intacta. Las tensiones de estos días con los kurdos se suman a las registradas en marzo en la zona occidental de la ciudad de Latakia y a los enfrentamientos de julio entre las fuerzas gubernamentales y la comunidad drusa en Suwayda, en el sur. El padre Lutfi subraya: «Hay que evitar un enfrentamiento que debilitaría una vez más a Siria y la cohesión social entre los sirios, que son hijos de una misma patria».
La minoría cristiana puede ser un ejemplo en este sentido: «La vocación y la misión de un cristiano es simplemente ser un puente de pacificación». Prueba de ello son también las escuelas cristianas de Siria, donde pueden estudiar suníes, chiíes, drusos y kurdos.
«Cada uno —concluye el padre franciscano— puede empezar por lo suyo, por su trabajo, por sus estudios, para abrir las puertas al diálogo, a la paz, de modo que se trabaje por el bien común sin dejar a nadie atrás».
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.