Sobre las sanciones a jesuitas

Sr. Director:

Me reconozco como una persona de «identificación jesuita» por haber sido discípula de muchos de ustedes, sacerdotes jesuitas, en la espiritualidad de san Ignacio. Por ello me he sentido tremendamente afectada por las denuncias de abusos sexuales cometidos por algunos jesuitas amigos.

Entiendo que existe un tribunal canónico que investiga y que luego dicta sentencia sobre la inocencia o culpabilidad. Recientemente, el General de la Compañía decretó la «dimisión del estado clerical» para dos sacerdotes de 80 y 95 años de edad. Frente a esta sentencia, no tengo nada que objetar. Sin embargo, la autoridad de la orden los expulsó de la Compañía, decisión que no he podido comprender. Ambos llevaban más de sesenta años en la Compañía y, sean culpables o inocentes, la Compañía es su familia.

El Buen Samaritano nos invita a hacernos prójimos de aquel que está botado a la orilla del camino, nos llama a conmovernos y dejarnos tocar por el sufrimiento del otro. Nos invita a ser solidarios con las miserias porque, como Jesús dice, nadie está libre de miserias y porque sus miserias también son las nuestras.

Fernando Montes S.J. ha manifestado una preocupación humanitaria por los ancianos militares presos, por tener misericordia y permitir que los de avanzada edad cumplan la parte de final de sus condenas en sus casas, dejando en claro que personas de tan avanzada edad requieren los cuidados de la familia. ¿Qué está haciendo la Compañía con los integrantes de su propia familia? El Padre Hurtado se preguntaba «qué haría Cristo en mi Lugar». ¿Ustedes creen que Cristo los expulsaría de su familia?

Magdalena Bravo Lira

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0