Sr. Director:
Como muchas personas a lo largo del mundo católico y en sintonía con tantas mujeres y hombres de buena voluntad, hemos sentido profundamente la partida a la casa del Padre del papa Francisco.
Nos embarga un sentimiento de oración y gratitud a Dios Uno y Trino por el regalo que ha sido su persona, reconociendo en él a «un pastor» que acompañó el caminar de la Iglesia y enfrentó los desafíos del tiempo presente, escuchando los clamores y atendiendo a los que van siendo «descartados de la sociedad». Manifestó con valentía, ternura y sencillez su profundo deseo de asemejarse a Cristo «pobre y humilde», expresando sus preocupaciones por las consecuencias de un modelo político-económico que está afectando a las personas en su modo de relacionarse consigo mismas, con los otros y la casa común. Su franca opción por los más pobres es un ejemplo que sigue y seguirá movilizándonos en la búsqueda del bien común con los valores del Evangelio.
Siendo el primer papa latinoamericano, buscó reformas que acercaran a la Iglesia a la gente. Nos dejó como legado un magisterio que, teniendo a Jesús en el centro, nos recuerda: la necesidad de un estilo sinodal que revitalice la vivencia comunitaria de nuestra fe, donde la mujer tiene posibilidad de una participación en algunas decisiones eclesiales. También, la responsabilidad en el cuidado de la casa común y de todos y cada uno/a de quienes en ella vivimos, así como un llamado a vivir relaciones de encuentro y una Iglesia en salida, misionera; vivir como católicos gozosamente nuestra fe y apreciar la fe de nuestros vecinos, cultivando la amistad social. Finalmente, nos invita a valorar la coyuntura histórica que vivimos, discerniendo en oración y guiados por la Palabra, el aporte que cada uno/a está llamado a ofrecer desde sus dones para hacer de la Iglesia y las sociedades, un espacio inclusivo, justo, misericordioso, alegre, donde todos tenemos un lugar peregrinando en esperanza.
Solo nos queda celebrar la Pascua de nuestro papa Francisco en el gozo de la Resurrección de Jesús.
Hermana María Salomé Labra
Presidenta de Conferre