Subsecretario del Sínodo promovió en Chile la sinodalidad para una Iglesia más coherente

El subsecretario general del Sínodo, Luis Marín de San Martín, visitó Chile y se reunió con obispos, religiosos, teólogos, canonistas y laicos.

“Una Iglesia más coherente que propone un dinamismo evangelizador”, fue uno de los ejes centrales que destacó monseñor Luis Marín de San Martín, subsecretario general del Sínodo de Obispos, durante su breve visita al país.

Hablando “con el corazón”, como destacó el obispo en un encuentro en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica, para él este tiempo de proceso sinodal “ha sido una experiencia de vitalidad de la Iglesia, que tiene problemas o dificultades, pero es una Iglesia viva que permite caminar juntos”. Añadió que lo que ha encontrado también es “mucho amor a la Iglesia”, aunque hay diversidad y modos distintos.

Se trata, dijo, de “un proceso de renovación y esperanza que llama a la implicación”. Y definió la sinodalidad como “una propuesta para vivir de forma más coherente nuestra fe cristiana y para dar testimonio de Cristo en el mundo de hoy”. Dicha coherencia permite comunicar a Cristo y participar de su cuerpo.

Destacó que “la Iglesia es comunión” y que “no se puede ser cristiano sin comunión”, pues la experiencia de Cristo nos lleva a la unión. Tanto que, recordando a San Agustín, enfatizó que “nadie se salva solo”, y explicó que “no es que sea difícil, es que no es posible salvarse solo. Nos salvamos en comunión, es decir, incorporados a la Iglesia”.

Con cinco obispos y el nuncio apostólico, Alberto Ortega, sentados en primera fila en esta conferencia, Marín de San Martín desarrolló cuatro temas centrales sobre el Sínodo en 28 minutos. Afirmó que el proceso no es teórico, sino que práctico y profundamente espiritual, pues hay que dejar que entre el Espíritu Santo. Este es un proceso comunitario que llama a la unidad y comunión”. Y dijo: “Hay que ver al otro como verdadero hermano que me enriquece”. Y en lo metodológico recordó los tres verbos del proceso: escuchar, discernir y decidir.

Luego del subsecretario general del Sínodo, intervinieron en un panel monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Santiago; el presidente de la Conferencia de Religiosos y Religiosas, sacerdote mercedario Mario Salas, y la doctora en Derecho Canónico, Ana María Celis, quien también es integrante del Dicasterio de los Laicos, Familia y Vida.

Monseñor Chomalí afirmó que “en todas nuestras capillas, todas nuestras parroquias, con sus más y sus menos, tienen consejos donde se aplica este método de escuchar, discernir y decidir, que sería similar al tradicional ver, juzgar y actuar. Desde ese punto de vista, hemos ido avanzando significativamente para que las tomas de decisiones sean colegiadas y evitar el llamado clericalismo”, señaló.

La visita de Marín de San Martín fue coordinada por monseñor Ricardo Morales, obispo de Copiapó, integrante del Comité Permanente del Episcopado y presidente del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas, además de presidente del Centro de Gestión de Contenidos del CELAM.

A continuación, algunas de sus expresiones.

PASIÓN POR EL TEMA

Me apasiona este asunto, no solo por ser mi trabajo, sino porque lo veo como una oportunidad brindada por la gracia de Dios para vivir nuestra fe de manera coherente. Es un tiempo de renovación y esperanza para la Iglesia. Todos hemos orado durante la pandemia y ante diversos problemas sociales, solicitando la ayuda del Señor. Creo que esta es la respuesta de Dios. Se busca una fe más coherente y comprometida a través del proceso sinodal. Debemos dejar de lado conceptos erróneos.

EXPERIENCIA PERSONAL

Me han dicho que todo cambiará, que será algo extraño, pero no es así. Este proceso nos guía hacia una fe coherente, hacia una Iglesia más unida a Cristo y, al mismo tiempo, propone un dinamismo evangelizador profundo en el mundo actual. Cuando me preguntan qué he descubierto en este tiempo de Sínodo, destacaría principalmente dos cosas. Para mí, ha sido una experiencia de la vitalidad de la Iglesia, que está lejos de ser un museo arqueológico, es un organismo lleno de vida. A pesar de los problemas y dificultades, la Iglesia vive. Además, he encontrado un gran amor por la Iglesia desde diversas realidades y perspectivas. Esta diversidad, pero con un profundo amor, es fundamental.

Este proceso nos guía hacia una fe coherente, hacia una Iglesia más unida a Cristo y, al mismo tiempo, propone un dinamismo evangelizador profundo en el mundo actual.

EL PROCESO

El proceso sinodal es un camino de renovación y esperanza que nos involucra a todos. Nos invita a identificarnos con la Iglesia, a participar y a contribuir al impulso evangelizador. He organizado mi charla en cuatro puntos clave para fomentar el diálogo posterior.

LA SINODALIDAD

¿Qué es la sinodalidad? Es una propuesta para vivir nuestra fe cristiana de forma más coherente y para testimoniar a Cristo en el mundo actual. Nos lleva a una Iglesia más unida a Cristo, basada en la experiencia de Él, que nos impulsa a comunicarlo. No somos espectadores pasivos; la incorporación a Cristo nos lleva a ser parte de su cuerpo, la Iglesia.

DIMENSIÓN CONSTITUTIVA

La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, no una invención reciente ni una moda pasajera. La Iglesia siempre ha sido y siempre será sinodal porque esto refleja su esencia. Caminar juntos, como Iglesia, se refiere al dinamismo de la fe cristiana, un camino siempre abierto a más, hacia la plenitud de Cristo y el testimonio del Evangelio.

MÉTODO Y ENFOQUE

La sinodalidad se concreta en diversos modos, como el Sínodo de los Obispos, pero abarca mucho más, siendo un paraguas bajo el cual se realizan diferentes formas de caminar juntos. El tema del Sínodo no es abordar todos los asuntos posibles, sino centrarse en cómo ser una Iglesia sinodal, de comunión, participación y misión. Este proceso es experiencial, espiritual y comunitario. Debe vivirse desde nuestra propia vida, con una apertura al Espíritu Santo y en comunión con los demás.

IMPORTANCIA DEL SÍNODO

Este proceso sinodal es importante porque nos lleva hacia una mayor coherencia en la fe y una reforma de la Iglesia, buscando volver a su forma original, que es Cristo mismo. Nos hace protagonistas y corresponsables, no meros espectadores. Nos mueve hacia un estilo de ser Iglesia centrado en la escucha, el discernimiento y la toma de decisiones, que afecta profundamente a la Iglesia.

LLAMADO A LA ACCIÓN

Finalmente, este es un momento extraordinario y hermoso, un regalo de la gracia de Dios. Nos invita a abrir nuestro corazón y ser generosos, implicándonos plenamente en este proceso. La sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos llama a ser más coherentes, vivos, fraternos y abiertos a la evangelización. Es una propuesta de esperanza que requiere nuestra colaboración activa.


Fuente: www.religiondigital.org / Imagen: Pexels.

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