Si bien se nota que hay una correlación entre el incremento de este gas y la suba de la temperatura, cómo ello se verifica debe ser estudiado todavía más.
En 2016 y 2017 se superaron las 400 partes por millón. Sin una reducción de las emisiones, será problemático limitar el incremento de la temperatura global.
La presencia de este gas en la atmósfera ha alcanzado niveles registrados entre 3 y 5 millones de años atrás. Urgen medidas drásticas para reducir emisiones.