Las primeras palabras de Francisco en Chile, “dolor y vergüenza” por las conductas de ministros de la Iglesia, el encuentro con algunas víctimas de los abusos del clero y de religiosos, con las cuales el Papa ha empatizado con el pueblo chileno, no sanarán la herida.
El catolicismo en Estados Unidos siempre ha sido una realidad inmigrante, “distintas olas migratorias que han venido desde el siglo XVI, especialmente en el siglo XIX y el siglo XX”.