Al llamar a Jesús Señor, reconocemos que elegimos poner nuestra vida en sus manos, que es nuestro Dios, vivo, hoy, y eso es realmente más importante de lo que parece.
La pregunta de «quién es Jesús para mí» es fundamental para entenderlo todo, y para entendernos a nosotros mismos, porque cada uno la tiene que aprender a responder personalmente.