Por una vez al menos, dejen sus intereses políticos y económicos. Demuestren su humanidad. No es cuestión de ideología, ni de credos, ni de política. Es cuestión de humanidad.
La Semana Santa, para quien lo quiera, es un esfuerzo —por cierto arduo, porque recordar a Jesús llevando sobre sus hombros a los rendidos lo es— de rajar la vivencia irrelevante del tiempo para que irrumpa un tipo de tiempo, si lo hubiera, que pueda sanarnos y mejorarnos.
Padecemos una crisis grave de desconfianza y de sospecha generalizada. La confianza está desacreditada y “no tiene buena prensa”, a mucha gente descreída, resentida o dolida le parece algo propio de un idealismo ingenuo y su suerte quedó históricamente sellada luego del inolvidable “No los defraudaré”.
El Papa presta oídos, como lo haría Jesús, al “grito de los pobres y al grito de la Tierra”, convoca a los cristianos y a todos los seres humanos a una defensa de la creación, a una conversión cultural y a una reconfiguración de un tipo de desarrollo capitalista que nos están conduciendo a todos los seres vivos a la catástrofe.
Jesús fue don de amor del Padre, y nosotros debemos ser don para los demás. Ese es el verdadero significado del intercambio de los dones en Navidad (catequesis del Papa).
Soñemos que es posible un país distinto, sin violencia y sin miseria, donde la diversidad sea asumida como riqueza y todos nos tratemos como conciudadanos y hermanos. Soñemos y entreguemos nuestras vidas a realizar los sueños.
Castigado por sugerir que la evolución humana tiene su punto final en Cristo. Francisco lo cita en la Laudato Si’, pese a recibir un “monitum” del Santo Oficio en 1962.
“No se dejen colonizar, la paz se construye en el coro de las diferencias”. El Papa se reúne con responsables budistas, islámicos, hindúes, judíos, anglicanos y católicos.
Apuesto que este planeta es más bonito de lo que hemos pensado. Nuestro país tiene lugares de una belleza incomparable. El crecimiento económico, el auténtico desarrollo, no se hará sin música. Quisiera pensar que, con más música, más arte, más filosofía, habrá más desarrollo económico y, si nunca tanto, desarrollo a secas, cultivo en humanidad.