Y 1.500 invitados en el almuerzo con él. Una iniciativa del Papa Francisco, al concluir el Jubileo de la Misericordia, “para que toda la comunidad cristiana esté llamada a tender la mano a los pobres, a los débiles, a los hombres y mujeres cuya dignidad es violada”.
Pueda la oración mover los ánimos más inquietos, para que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y construyan comunidades no violentas, que cuiden de la casa común.