Cuesta explicar las razones por las que el gobierno de Nicolás Maduro ha podido anular a opositores que desde hace años cuentan con un indesmentible respaldo popular.
Es imprescindible una práctica asidua de la cultura de la democracia en todos los ámbitos de la vida, empezando por los más elementales y decisivos hasta desembocar en la política.
Con un comunicado conjunto el Gobierno de Venezuela y la Unión Europea informaron que mantendrán las relaciones diplomáticas “en el marco de una cooperación sincera y del respeto al Derecho Internacional”.
En una ponencia extensa y explicativa de la situación que aqueja a Venezuela, el prelado habló a representantes del Parlamento Europeo, el jueves 5 de diciembre. Pidió no “hacer el juego a la corrupción ni a un régimen con vestidura democrática”, que tiene “el perfume del crimen contra su gente”.
El país vive una larga, profunda y destructiva crisis económica. Pero lo más sorprendente de este descalabro es que ello ocurrió en medio de una excepcional abundancia de recursos externos provenientes de la bonanza petrolera.
La guerra no es con Colombia, la guerra debe ser contra el hambre, la desnutrición, la hiperinflación, el colapso de la salud, de la educación, la electricidad, el agua potable y de los servicios públicos en general.