Las escuelas del Servicio Jesuita a Refugiados ofrecen un lugar seguro en el que los estudiantes refugiados como Gharam recuperan la sensación de normalidad y pueden continuar con su educación.
La adolescente de Camerún es fundadora de Children for Peace, muy activa ante los conflictos armados en África. La ambientalista sueca es fundadora de “Viernes por el futuro”.
No te olvides de tantos y tantos niños y niñas que mientras que tú lees esto son explotados, abusados, obligados a trabajar o luchar, que carecen de las atenciones más básicas y de cualquier cuidado, lejos, al otro lado del mundo y cerca, muy cerca.
“Cada derecho para cada niño: La Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes en un punto de inflexión” es el título del reporte que UNICEF ha publicado para el Día Mundial de la Infancia, el 20 de noviembre. En dicho informe la UNICEF destaca los datos más relevantes sobre diferentes temas, resaltando los grandes progresos y desafíos del trabajo hecho en los últimos treinta años.
La Casa de Integración en Serbia, aparte de proporcionar a los niños la oportunidad de una buena educación, también les permite tener tiempo libre para divertirse y explorar su entorno y sus pasiones.
Miles de personas vulnerables y atrapadas en las Islas griegas malviven en condiciones paupérrimas en campos de refugiados, esperando poder entrar en Europa “por la otra puerta”, mientras “pagan el precio” por la falta de políticas y acuerdos eficaces que solucionen la situación.
Según la organización, los menores se encuentran en centros de recepción e identificación en las Islas griegas y en todo el país en condiciones de hacinamiento, una situación que “constituye un peligro para su integridad”.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, más de 500 pequeños han muerto en República Democrática del Congo durante este brote, de entre los casi 750 niños afectados en total. Las estadísticas informan que el ébola mata a más del 50% de las personas afectadas, siendo los menores de edad el grupo poblacional más frágil de cara a esta enfermedad.
El Servicio Jesuita a Refugiados busca una manera de satisfacer las necesidades educativas de niños y adultos con discapacidades y fomentar a la vez su participación social.