“He aprendido mucho del Papa en términos de simplicidad y cercanía”. Quiere hacer del país “una sociedad democrática que proteja la dignidad de cada ciudadano”.
El hombre occidental se ha hecho en buena parte materialista y, a pesar de sus grandes proclamas sobre la libertad, la justicia o la solidaridad, apenas cree en otra cosa que no sea el dinero.
El Papa presta oídos, como lo haría Jesús, al “grito de los pobres y al grito de la Tierra”, convoca a los cristianos y a todos los seres humanos a una defensa de la creación, a una conversión cultural y a una reconfiguración de un tipo de desarrollo capitalista que nos están conduciendo a todos los seres vivos a la catástrofe.
La religión, a pesar de tantos embates, está más presente y viva que nunca en la Rusia contrarrevolucionaria de Putin, y este la ampara desde el Kremlin, porque la retroalimentación les conviene a ambos: a la elite política rusa y al patriarcado moscovita.
Una entrevista con el padre Joseph Shih(1). “Mi esperanza es que los católicos en China no se vean obligados a ir a otro lugar, convirtiéndose en invitados o refugiados. Espero que nosotros, los católicos chinos, podamos vivir una vida auténticamente cristiana en nuestro país”.
Meterse con Trump es fácil y está de moda. Pero sería más útil resolver este dilema: ¿Es Trump una especie de Tejero gringo que entra por las puertas de la democracia gritando: “sit down, cunt!”?