¿No nos podemos dejar vivir en paz y tratar de comprender en otros modos, otras formas y otros caminos el esfuerzo por construir el Reino de Dios de distintas maneras?
Palabras. Cada uno tenemos una teoría sobre cómo deberíamos usarlas. Y es que, a veces, la mejor obra es esa palabra a medida que regalamos. O, por el contrario, aquella que espera prudente cuando elegimos el silencio.
Sólido y solidario; solidaridad y soledad. Palabras que se encadenan y que en hacerlo nos descubren que en realidad unas pocas palabras valen más que mil imágenes.