Para recibir la palabra debemos preparar nuestro corazón, sacar las malas intenciones y todo aquello que no sirve para recibir las enseñanzas del Señor.
Sean perfectos es un llamado a subir a la cima, a contemplar el horizonte, ver salir el sol y hacer nuestro el dolor, las miserias de la injusticia, del silencio corrupto, de la comodidad y de la instalación que da la seguridad.
Trabajemos por una Iglesia acogedora e inclusiva, y sobre todo Cristocéntrica, que busca responder con fidelidad a la pregunta ¿Qué haría Cristo en mi lugar?