Al llamar a Jesús Señor, reconocemos que elegimos poner nuestra vida en sus manos, que es nuestro Dios, vivo, hoy, y eso es realmente más importante de lo que parece.
Las religiones y las comunidades pueden ser amigas de los pobres. Muchas veces lo han sido y lo siguen siendo cuando saben quitarse las vestiduras meritocráticas diseñadas por los hombres e incorporadas a las divinidades sin su permiso.
Que nos mantengamos firmes en el Señor para que, en medio de la catástrofe y la adversidad, no perdamos la brújula y mantengamos la esperanza del encuentro definitivo.
No a la pasividad y sumisión. En la casa de Jesús nadie ha de permanecer pasivo. Nadie se ha de sentir excluido, sin responsabilidad alguna. Todos somos necesarios.
Mensajes enviados por el cardenal Mons. Pietro Parolin a raíz del sismo de magnitud 7,3 que sacudió la frontera entre Irak e Irán y dejó más de 300 muertos el recién pasado 12 de noviembre.