Es triste que no seamos capaces de alegrarnos cuando un compañero tiene un éxito. Es muy significativo cómo nos fijamos en los ínfimos errores de un proyecto y obviamos las grandes luces del mismo.
La mentira, el ocultar la verdad o el tergiversar los hechos de manera voluntaria buscando un beneficio o, simplemente, por dar razón de mis ideas preconcebidas, es un modo de vivir esclavo y de perder la dignidad.
Como sociedad estamos aún a tiempo de hacernos preguntas antes de convencernos de que el big data va a resolvernos la dificultad que supone comprender y elegir el bien en un mundo cada vez más complejo.
El poder de Dios toma su tiempo para actuar constantemente, por eso es necesario ver con perspectiva para descubrir cómo el poder de Dios es una realidad que nos acompaña.
Acoger la vida con todos sus matices, asumirla con todas sus tonalidades y agradecerla con todos sus ritmos es una forma de abrirnos al misterio inefable de la vida que redunda siempre en una firme esperanza.