Ser luz, para que Jesús siga naciendo y renaciendo en cada rincón del mundo.
Domingo 4 de enero de 2026
Mateo 2, 1-12.
Este momento es un tiempo para estar con Jesús, atrévete a escuchar con el corazón para saber cómo colaborar con Él, prepárate para ser su instrumento en la construcción de su Reino, déjate inundar por la Ruah Divina, para que su viento suave hablande tus resistencias e incertezas y se puedan convertir en manantiales de fecundidad. Puedes escuchar la canción de Verónica Sanfilippo, «Por la fe»: https://www.youtube.com/watch?v=jzHXGdzO7QU
Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo».
Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel’».
Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje».
Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez la estrella! Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino.
El anuncio llega desde un lugar que no parece en los mapas de poder. Jesús de Nazareth nace en Belén de Judá, un pueblo pequeño, como tantos de nuestros países, marginado por la historia. «Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel». No obstante, es precisamente desde lo pequeño, desde lo que el mundo ignora, de donde surge la esperanza más radical. Su nacimiento, hace que el pueblo recobre nuevamente la Esperanza, levante su cabeza y anuncie su liberación. El pueblo reconoce en el Niño Jesús que es posible seguir soñando y manteniendo viva la fe. Sus grietas, dolores y heridas se pueden cicatrizar. ¿En quién colocas tu confianza en los momentos de dificultad?, ¿en las grandes promesas o en los gestos pequeños y tenaces de la gente común?
Jesús no nació en un palacio sino en un pesebre, compartiendo el espacio con los animales. Su fragilidad de recién nacido nos habla de una fuerza distinta: no la del dominio, sino la del cuidado; no la del control, sino la de la vulnerabilidad compartida. Frente a tus propias grietas y heridas, ¿qué haces?, ¿las escondes, buscando una fortaleza ilusoria, o permites que, como en Belén, se conviertan en el lugar donde algo nuevo y sanador puede nacer?
Jesús no nació en un palacio sino en un pesebre, compartiendo el espacio con los animales. Su fragilidad de recién nacido nos habla de una fuerza distinta: no la del dominio, sino la del cuidado; no la del control, sino la de la vulnerabilidad compartida.
Los sistemas políticos del tiempo de Jesús creían que Él venía a luchar por un poder público. No obstante, el poder de Jesús fue y será la construcción de un Reino de Paz y Justicia, de relaciones donde todos nos podamos encontrar, mirar, reconocer como seres necesitados de amor y de perdón. ¿Cómo integras tus deseos y sueños de poder?
Los Magos aceptan la orden de Herodes e inician el camino de la búsqueda «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo».
Con el nacimiento de Jesús, Herodes revela la violencia del poder patriarcal, su «deseo de adorar» al niño es en realidad una máscara de un sistema que al sentirse desestabilizado recurre al engaño y la exterminación. Herodes dice a los Magos: «Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje». Esta misma lógica de cinismo se repite en los sistemas políticos de algunas autoridades de nuestros países latinoamericanos.
Herodes quiere matar al niño y envía a los Magos, pero ellos, luego de encontrarlo, se arrodillan ante la fragilidad de un niño; es el saber que se inclina ante la vida. «Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino». Se negaron a ser cómplices del régimen de muerte. Los Magos emplean un camino distinto de regreso; es el que tejen a diario, con hilos de resistencia y ternura, las mujeres que acompañan a las víctimas de violencia, jóvenes que crean huertos comunitarios, los que construyen economías solidarias. Es la red de cuidado que elige proteger lo frágil frente al modelo depredador. Desde esta mirada, ¿qué elegimos proteger todos los días?
Jesús, hecho niño en Belén, que eres la luz para todos los pueblos, eres la visión que alarga el camino, que nos invitas a mantener la esperanza, a través de la fe, la Palabra y el testimonio. Ayúdanos a ser luz para que sigas naciendo y renaciendo en cada rincón del mundo.
Te invito a volver a leer el Evangelio, observa a cada personaje, mira cómo interactúan, percibe de qué están preocupados, pregunta a los Magos cómo hicieron para regresar por otro camino. Sé parte de esas preocupaciones.
Jesús, los Magos eligieron cuidarte, después de haberte adorado, hoy también elijo cuidar y proteger la vida, sostenme con tu gracia para mantener viva la luz que me regalas.
Imagen: Pexels.