Tratar los salmos como poesía

Los salmos son la manifestación de la espiritualidad bíblica y también de su poesía, porque ellos, los salmos, son, ante todo, unidades poéticas.

I.

Durante septiembre las comunidades cristianas celebran el mes de la Biblia. La Palabra de Dios transmitida y escrita es la fuente inagotable desde la cual los cristianos y cristianas bebemos y refrescamos nuestra vinculación con el Creador. Dentro de los libros y manifestaciones literarias del texto sagrado los salmos ocupan un lugar fundamental. Son la oración de Israel, fue la oración de Jesús y es la oración que durante nuestras liturgias nos permite vincular las lecturas del Antiguo y el Nuevo Testamento. Los salmos son la manifestación de la espiritualidad bíblica y también de su poesía, porque ellos, los salmos, son, ante todo, unidades poéticas.

El monje y teólogo benedictino alemán Notker Füglister nos legó un libro profundo y cercano en el cual nos enseña el porqué de la dimensión poética de los salmos. En la obra La oración sálmica (Editorial Verbo Divino, España 1970), el autor nos anima a recorrer el sendero de la vinculación de salmos, poesía, literatura, oración y espiritualidad bíblica. Lo que quisiera proponer a los amables lectores es realizar dos momentos de trabajo: en primer lugar, la recuperación de algunas cuestiones indicadas por Füglister en torno a la raíz poética de los salmos. Luego, y en un segundo momento, mostrar cómo los salmos también han sido reescritos, reimaginados y rezados desde contextos sociales, políticos y culturales particulares. Para ello nos acercaremos a algunos salmos del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal como caso particular de esta segunda escritura o de una apropiación particular de los textos del salterio.

II.

Lo primero que habría que decir con N. Füglister es que los salmos poseen una doble característica: a) son fórmulas fijas escritas una vez y para siempre (nos fueron entregados así; dimensión objetiva de los salmos); b) pero su composición responde a una experiencia personal, propia o subjetiva que tiene que ver con la oración del autor, es decir, de su diálogo personal (yo – Tú) con Dios. Los salmos, con ello, responden a una cultura, a un lenguaje y a una experiencia particular (el pueblo de Israel). Por ello Füglister define a los salmos como “poesías orientales religiosas” (Füglister, 1970, p. 29). Y en otro momento escribe: “Es el libro de los Salmos la colección poética, digámoslo, con más exactitud, el libro de poesías del pueblo de Dios del Antiguo Testamento” (Füglister, 1970, p. 28).

El modo de entender la vinculación entre poesía y salmos es explicitado por Füglister en los siguientes elementos: en primer lugar, la consideración de que lo poético no se reduce a lo lírico. Segundo, que lo poético no es un lenguaje inútil o sin finalidad. En tercer lugar, la indicación de que los salmos son poesía, pero no todos los salmos tienen el mismo valor estético: hay distintos salmos con distintas expresiones. Así encontramos salmos de acción de gracias, de confianza, de dolor o protesta, de alabanza.

Finalmente, Füglister ofrece tres características al momento de entender lo poético del salterio y su diferencia con la prosa. La primera de estas características tiene que ver con la cuestión de la comunicación. La prosa quiere manifestar-comunicar algo, pero no toda comunicación es una automanifestación. Eso es lo que intenta el poeta. El poeta no solo quiere expresar ideas, conceptos, comprobaciones, sino que quiere manifestarse a sí mismo, sus experiencias concretas. Y cuando habla de ese modo, el que toma sus palabras se ve afectado, provocado, estimulado. En palabras del autor: “La participación poética no va dirigida a la razón, ni exclusiva ni primordialmente, sino a todo el hombre: a su fantasía, a su voluntad, a su afecto, en una palabra, a aquello que solemos llamar corazón” (Füglister, 1970, p. 47).

En segundo lugar, la cuestión de la identificación. El poeta, cuando se comunica, se hace una sola cosa con aquel a quien se dirige, el cual se identifica con el “yo poético” y, de esa manera, puede participar de sus experiencias, se identifica espiritualmente. A lo largo de la historia muchos se han hecho eco del yo poético del salmista del Antiguo Testamento, se han apropiado de su salmo-poema. Hacemos nuestro su salmo. Por ello aparece el contrapunto objetividad-subjetividad en la experiencia sálmica, es decir, la consideración de que la unidad literaria del salmo es la misma en su estructura o palabras pero que el sujeto que lee y profundiza lo dicho por el salmo lo realiza desde su enunciación e historia particular.

A lo largo de la historia muchos se han hecho eco del yo poético del salmista del Antiguo Testamento, se han apropiado de su salmo-poema. Hacemos nuestro su salmo

Finalmente, la cuestión de la evocación. En ella entendemos cómo la poesía despierta algo en nosotros, evoca algún recuerdo, una experiencia o una imagen. Cuando leemos poesía, dice Füglister (1970), se despiertan en nosotros una variedad de sentimientos. “Con otras palabras: mediante la poesía, el hombre se hace consciente de sí mismo” (Füglister, 1970, p. 50). Esto, a su vez, precisa de una actualización, la cual es lograda a través de la oración, la fe, el amor o la vinculación comunitaria. Los salmos despiertan en nosotros el encuentro con el Dios que se muestra en los salmos.

III.

Enmarcados en estas cuestiones teóricas procedamos a poner nuestra atención en cómo los salmos, al ser unidades literarias vivas, poéticas, anímicas, y espirituales pueden ser objeto de rescritura. Entre las incontables plumas poéticas que han trabajado con los salmos o se han inspirado en ellos para producir sus propias unidades literarias, la vida y obra de Ernesto Cardenal resalta como faro en nuestra América Latina. Ernesto Cardenal se posicionó de manera decidida en favor de los pobres de Nicaragua. En una entrevista, el poeta Raúl Zurita dijo que Cardenal le había dado voz poética a las luchas del pueblo nicaragüense. La poesía no es solo la escritura de los versos, sino que también es el corazón empapado de vida cotidiana que se hace trazo, escritura y voz.

El proceso de volver a escribir un salmo o de leerlo desde el contexto particular del hablante poético permite que profundicemos la cuestión de cómo las unidades poéticas y literarias del salterio constituyen una fuente poderosa de conocimiento, de vinculación, de lucha y de espiritualidad. Los salmos no son ingenuos. Hablan de su contexto, hablan al corazón humano, tienen una intención detrás, buscan comunicar.

Esto lo entendió Ernesto Cardenal cuando, por ejemplo, en su propio Salmo 4 escribió: “Óyeme porque te invoco Dios de mi inocencia / Tú me libertarás del campo de concentración […] Haz brillar Señor tu faz serena sobre las Bombas”. En el Salmo 5 de Cardenal leemos: “Escucha mis palabras oh Señor / oye mis gemidos / escucha mi protesta / porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores / ni partidario de su política / ni te influencia la propaganda / no estás en sociedad con el gánster”. En ambos salmos encontramos la raíz de la situación conflictiva de Nicaragua y de América Latina entre las décadas de los 60 y 80 del siglo pasado. Incluso y en el contexto de la conmemoración de los 50 años del golpe cívico-militar en Chile, la lectura y la expresión de fe de que Dios está del lado de las víctimas y torturados también aparece como un grito de protesta ante una situación particularmente dolorosa, brutal y escandalosa.

También encontramos salmos de alabanza en la poética de Cardenal. En su lectura del Salmo 9 se lee: “Cantaré Señor tus maravillas / te cantaré salmos / porque fueron derrotadas sus Fuerzas Armadas / los poderosos han caído del poder […] pero tú tienes un gobierno eterno / un gobierno de JUSTICIA”. En el Salmo 21, el salmo que el evangelio pone en los labios del Crucificado, Ernesto Cardenal escribe: “Te ensalzaré en la reunión de nuestro pueblo / resonarán mis himnos en medio de un gran pueblo / los pobres tendrán un banquete / nuestro pueblo celebrará una gran fiesta / el pueblo nuevo que va a nacer”. En estos salmos vueltos a escribir por el poeta nicaragüense encontramos también trazos de la esperanza con la que los pueblos del continente viven su fe cotidiana. Se habla de reuniones festivas, de justicia, de ansias de cambios, de búsqueda de nuevos caminos y relaciones. Los salmos traducen en poesía las esperanzas y luchas de los hombres y mujeres.

En este mes de la Biblia la lectura de los salmos, su profundización y la apropiación emotiva, existencial, cotidiana de estas unidades poéticas de Israel puede ser un espacio fecundo para que nuestra experiencia creyente vaya abrevando de la fuente siempre fresca del texto sagrado.


Imagen: Pexels.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0