Una crisis que sí se previó

Sr. Director:

A raíz de la explosión social del 18 de octubre, con su contraste de violencia política y masivas manifestaciones ciudadanas (25 de octubre), políticos y analistas han llamado la atención que “nadie previó” lo ocurrido. Se piensa que ese terremoto social fue imprevisto, provocado por factores que se ignoraban. Habría una responsabilidad colectiva en ello, de hombres y mujeres, ricos y pobres, jóvenes y adultos. Todos seríamos responsables. Por consiguiente, nadie tuvo responsabilidad en ello.

Hasta el día 17, predominaba una visión muy positiva del sistema económico, “el modelo”, exhibiéndose reiteradamente múltiples indicadores macroeconómicos. Resaltaba el silencio sobre sus debilidades y carencias.

La predicción en los acontecimientos políticos no consiste en anticipar con relativa precisión los principales rasgos de una crisis o del desplome del sistema político. Se trata de identificar la existencia de fracturas y problemas, que dan cuenta de la presencia de un conflicto latente en la sociedad, que puede transformarse, no se sabe cuándo, pero con alta probabilidad, en un conflicto manifiesto, que puede conducir a tales desenlaces.

Este análisis sobre posibles tendencias de acción futura también significa destacar las capacidades de sus instituciones y élites para prever y resolver conflictos y visualizar dónde podrían ocurrir y por qué.

La revista Mensaje fue un medio de comunicación que no cayó en la autocomplacencia o la indiferencia sobre el estado de la democracia y del sistema económico. Por el contrario, numerosos artículos analizaron dificultades y limitaciones de uno y otro. Y lo hizo con el fin de promover un debate público.

Fui invitado en varias oportunidades, por su director a escribir sobre temas de la coyuntura, pero que indicaban la presencia de problemas o carencias del sistema político que era necesario examinar. Estaba el problema de las desigualdades (agosto de 2005), la baja confianza interpersonal y en las instituciones, la debilidad y crisis de los partidos (julio 2009) y otros temas.

En varios artículos en Mensaje adelanté las principales ideas que desarrollaría en mi libro La democracia semisoberana. Chile después de Pinochet (Taurus, 2014). En este, advertí sobre los excesos de la gestión económicas de la gestión de la Concertación, junto a una visión tecnocrática para ejecutar y evaluar las políticas y las consecuencias negativas de la política del consenso.

Esta no se limitó a un periodo limitado de tiempo, como fue en las transiciones exitosas (España), sino que fue permanente. Tendría consecuencias negativas, porque dio excesivo poder a ciertas élites, que no fueron responsables de sus decisiones, y generó hostilidad hacia el disenso y la discrepancia pública, lo cual impediría debatir sobre las limitaciones y obstáculos al desarrollo económico y político.

Y también fui invitado a escribir para analizar la crisis de la Iglesia católica, como el caso Karadima (mayo, 2011).

Estimo necesario resaltar esta labor de Mensaje, una fiel expresión de la línea editorial que le definió su fundador, San Alberto Hurtado.

Carlos Huneeus
Profesor titular, Facultad de Derecho, U. de Chile.

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