Es impensable que el Espíritu de la Exaltación de la Cruz no nos mueva a caminar juntas/os.
Domingo 14 de septiembre de 2025
Evangelio según San Juan 3, 13-17.
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo.
Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él».
Este Evangelio nos presenta un diálogo profundo entre Jesús y Nicodemo. De él sabemos varios aspectos: era judío, miembro del Sanedrín, escuchó a Jesús en distintas ocasiones y cuidó de su cuerpo tras la crucifixión. Pero lo más significativo es que se atrevió a vencer el miedo de la noche para ir al encuentro de Jesús.
Podemos interpretar su salida nocturna como un gesto de temor ante las autoridades, es decir, ante sus propios colegas. Sin embargo, en el contexto de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, lo que resalta es su capacidad de cuestionar, escuchar y caminar, venciendo la oscuridad.
No olvidemos que María Magdalena también nos inspira a transitar caminos de luz, enfrentando los miedos sociales y religiosos. Su testimonio, como el de tantas mujeres, nos recuerda que el miedo es profundamente humano. Pero ante él, ¿qué actitud tomamos? ¿Nos paralizamos o buscamos nuevos caminos de vida, resurgiendo en medio de las cruces cotidianas?
El miedo es profundamente humano. Pero ante él, ¿qué actitud tomamos?
Este gesto de Nicodemo lo vemos reflejado en muchas mujeres que, con coraje, atraviesan la tristeza y el desánimo, y se ayudan mutuamente a cruzar las noches de discriminación e injusticia. Frente al discurso del miedo, pedimos la sabiduría de caminar, de animarnos, de no dejarnos paralizar por las inseguridades que nos rodean.
Jesús, en su diálogo con Nicodemo, recurre a un ejemplo del pasado para explicar el misterio del Hijo del Hombre. De manera similar, las mujeres, en muchos momentos de la vida, recurrimos a ejemplos cotidianos y bíblicos que nos inspiran a vencer el miedo, a caminar acompañadas, confiando en el soplo de vida que nos impulsa a una misión de ternura y justicia.
El sentido original de la palabra espíritu (Ruaj) en el Antiguo Testamento es «aire en movimiento». Por eso, es impensable que el Espíritu de la Exaltación de la Cruz no nos mueva a caminar juntas y juntos.
Fuente: Mujeres Iglesia Chile / Imagen: Pexels.