Durante el transcurso del mes de abril, en Venezuela se han vivido situaciones bastante intensas derivadas de los frecuentes intentos de demostración de fuerzas entre Gobierno y oposición. Uno de los hechos más destacados, especialmente de parte de la prensa internacional, fue la marcha efectuada por la oposición el día miércoles 19. Mientras en Chile las actividades normales habían sido interrumpidas para la realización de un nuevo Censo de Población y Vivienda, en Caracas los opositores al presidente Nicolás Maduro colmaban las calles del centro de esa ciudad, dando lugar a una de las mayores manifestaciones de descontento enfrentadas por[…]
Durante el transcurso del mes de abril, en Venezuela se han vivido situaciones bastante intensas derivadas de los frecuentes intentos de demostración de fuerzas entre Gobierno y oposición. Uno de los hechos más destacados, especialmente de parte de la prensa internacional, fue la marcha efectuada por la oposición el día miércoles 19. Mientras en Chile las actividades normales habían sido interrumpidas para la realización de un nuevo Censo de Población y Vivienda, en Caracas los opositores al presidente Nicolás Maduro colmaban las calles del centro de esa ciudad, dando lugar a una de las mayores manifestaciones de descontento enfrentadas por la administración gubernamental. Tal fue el impacto mediático de lo ocurrido ese día, que inmediatamente la dirigencia opositora decidió que las movilizaciones se debían mantener en los días sucesivos.
Dada la masividad que tuvo la marcha, el entusiasmo de los dirigentes de la oposición se tradujo inmediatamente en la definición de nuevas acciones. Fue así como el líder de Primero Justicia, Henrique Capriles, exhortó a la población para que en los días sucesivos no asistieran a sus lugares de trabajo e interrumpieran cualquier actividad que diera cuenta del retorno a la normalidad tras la intensa jornada del miércoles. A partir de ese entonces, se produce un giro en la protesta opositora, debido a que sus dirigentes decidieron pasar de la protesta y la demostración callejera masiva efectuada en el centro, a manifestaciones en los diferentes barrios de la ciudad de Caracas.
Las jornadas previas a la marcha habían estado marcadas por fuertes tensiones que el Gobierno venía enfrentando, provenientes tanto de la oposición como de ciertos organismos internacionales, que se sumaban a la ola de críticas sobre las decisiones e iniciativas adoptadas por el Poder Ejecutivo. A ello se agregaba además la situación de desabastecimiento que afecta al conjunto de la población, la que fue utilizada como un pretexto más para salir el día 19 a protestar y manifestar el descontento.
No es primera vez que ocurría algo parecido en Venezuela, desde que se diera inicio a la era chavista en 1998. Autoridades y oposición se han enfrentado con frecuencia, y de modo virulento. Ambos, entre una elección y otra, han intentado medir sus fuerzas movilizando a sus adherentes, promoviendo marchas y otras acciones callejeras con el fin de mostrar ante la opinión pública local e internacional sus niveles de apoyo en la población.
Durante parte importante del periodo de Hugo Chávez, en especial en el comprendido entre el 2000 y el 2006, la oposición hizo un uso recurrente de los mecanismos extrainstitucionales, que fueron desde manifestaciones callejeras, un prolongado paro petrolero, un intento de golpe de Estado, hasta su autoexclusión a participar de las elecciones, como ocurrió durante la contienda parlamentaria del 2005. Este tipo de acciones fueron complementadas por el intento de bloquear, dentro de la Asamblea Nacional, aquellas iniciativas de cambio estructural impulsadas por el Ejecutivo.
Es cierto que también los gobiernos de Chávez y Maduro han querido acomodar la institucionalidad existente, haciendo aprobar reformas que facilitan la reelección, en el caso del primero, o evitando el referéndum revocatorio, en el caso del segundo. En ese sentido, la administración gubernamental tiende a equipararse a la oposición al hacer uso de todos los recursos posibles, sin que, en lo formal, se vulnere la institucionalidad existente. De hecho, para dar muestra del respaldo hacia su gestión, Chávez y Maduro han sido bastante activos en promover las muestras de adhesión callejeras. Ahora bien, no es menos cierto que el reacomodo institucional lo ha intentado la propia oposición. ¿Cuáles han sido las principales iniciativas al respecto? Basta mencionar la presión por realizar el referendo revocatorio, o bien, como ocurre en la actualidad, sus insistencias en adelantar las elecciones generales. En el último tiempo, expresar la intención de adelantar las elecciones es para la oposición una iniciativa que se enmarca, con claridad, en la vía constitucional y legal. En las elecciones celebradas el año 2015, logró la mayoría al interior de la Asamblea Legislativa. Por primera vez, desde 1998, el chavismo se transforma en minoría y se genera, para efectos de la materialización de una agenda propia, una situación compleja para la gestión de Maduro. Si hasta ese momento el oficialismo podía mantener el control no obstante la presión de los sectores de la oposición, con la pérdida de la mayoría en la Asamblea Legislativa, al Gobierno de Maduro no le queda más que resistir la tensión.
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* Esta versión es un extracto del artículo original publicado en Revista Mensaje.