La Alianza Democrática, representante de la derecha moderada y liderada por Luis Montenegro, emergió como la vencedora con el 29,5% de los votos y 79 escaños.
La victoria de la derecha portuguesa en las elecciones legislativas del pasado domingo 10 de marzo estuvo marcada por un notable avance de la derecha radical. La coalición Alianza Democrática (AD), representante de la derecha moderada y liderada por Luis Montenegro, emergió como la vencedora con el 29,5% de los votos y 79 escaños, sobre un total de 230 en el hemiciclo, según los resultados provisionales.
Sin embargo, la noche electoral no transcurrió como se esperaba en términos de un triunfo contundente. A medida que avanzaba el recuento, la ventaja sobre los socialistas, ubicados en el segundo lugar, resultó ser menos sólida de lo que indicaban las encuestas previas. A pesar de ello, AD podría asegurarse una mayoría relativa con el apoyo de los ocho diputados electos de Iniciativa Liberal.
Por otro lado, el castigo electoral para el Partido Socialista (PS), que anteriormente había disfrutado de una mayoría absoluta en el parlamento, fue severo. La lista encabezada por Pedro Nuno Santos, quien sucedió al saliente primer ministro Antonio Costa al frente del PS, obtuvo solo el 28,7% de los votos y 77 escaños, según los resultados provisionales. Esto representa un declive significativo en comparación con el 41,4% y 120 escaños obtenidos en las elecciones de 2022.
El castigo electoral para el Partido Socialista, que anteriormente había disfrutado de una mayoría absoluta en el parlamento, fue severo.
El debilitamiento de la izquierda no benefició a la alianza de derecha moderada, sino que favoreció a los partidos de derecha radical, en particular a Chega, que se consolidó como la tercera fuerza política. La formación radical, fundada en 2019 y hasta entonces marginal, experimentó un ascenso notable al aumentar su respaldo del 7,2% al 18%, obteniendo 48 escaños, según cálculos provisionales(1).
El líder de Chega, André Ventura, capitalizó el voto de protesta prometiendo “limpiar el país” y haciendo hincapié en cuestiones como la corrupción, la inmigración y la inseguridad, así como en problemas sociales como la atención médica y el costo de vida(2).
Este resultado marca un quiebre en la política portuguesa, que anteriormente se había considerado inmune a la influencia de la derecha radical, en parte debido a su historia de 48 años de dictadura hasta la Revolución de los Claveles en 1974.
El desafío ahora reside en cómo se configurarán las alianzas políticas para garantizar la estabilidad del gobierno, en un escenario parlamentario marcado por el ascenso de Chega. Mientras Ventura celebra el resultado como “absolutamente histórico” y se ofrece a formar un gobierno fuerte, otros líderes políticos, como Montenegro, mantienen una postura cautelosa y abogan por el diálogo entre las partes.
El futuro político del país se ve complicado por las tensiones dentro de la coalición de derecha y la incertidumbre sobre posibles pactos con Chega. Mientras tanto, la izquierda considera establecer un cordón sanitario contra la derecha radical para mantenerla a raya en el ámbito parlamentario, una estrategia que busca restaurar la estabilidad política y evitar alianzas con grupos radicales.
En resumen, los resultados electorales reflejan una nueva dinámica política en Portugal, pero aún es prematuro prever el curso exacto de los acontecimientos. El recuento final de votos, incluidos los de los portugueses en el extranjero, podría alterar el panorama político y definir el rumbo del país en los próximos años.
(1) https://www.elindependiente.com/internacional/2024/03/11/andre-ventura-de-cura-a-conquistador-quien-es-el-lider-de-chega-el-vox-portugues/
(2) https://www.publico.pt/2024/03/11/politica/noticia/chega-quer-limpar-portugal-deputados-problemas-justica-2083259
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