Y que habló por los profetas

Somos ahora nosotros los portadores de un Espíritu que nos sigue inspirando, moviendo y regalando hombres y mujeres capaces de dejarse habitar por entero. Son estas personas los profetas del mundo de hoy…

El sujeto del verbo hablar es el Espíritu Santo. Sabemos que solo Dios se da a conocer a sí mismo. Lo hizo a lo largo de toda la historia de salvación hasta mostrarse tal cual es en el Hijo. Si bien el culmen de la revelación en Jesucristo nos muestra quién es Dios y cuál es su voluntad, ya antes el pueblo de Israel había podido ir conociéndole por distintas vías. Una de ellas eran las palabras y gestos de los profetas: «Muchas veces y de muchas formas habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de un Hijo» (Hb 1, 1-2a).

Los profetas revelaban algo de Dios porque eran capaces de dejar que fuese el Espíritu quien hablase a través de ellos. Sabían mirar al mundo con los ojos de Dios, actuando o denunciando —según fuese preciso— para que el pueblo entendiese la voluntad de Dios. No se trataba de una facultad mágica capaz de predecir el futuro, sino del don del discernimiento que les hacía capaces de leer los signos de los tiempos; del don de la lucidez para advertir del desvío de la alianza; del don de la audacia para denunciar toda injusticia, aunque fuese a costa de poner en juego la propia vida. Jesús, habitado por el mismo Espíritu, fue heredero de esa cadena de profetas que supieron señalar rutas distintas e inspirar modos nuevos que dejaban ver el verdadero rostro de Dios. Incluso para acabar sufriendo el mismo destino que muchos de ellos.

Los profetas revelaban algo de Dios porque eran capaces de dejar que fuese el Espíritu quien hablase a través de ellos.

Tras pentecostés vivimos el tiempo de la Iglesia. Así que somos ahora nosotros los portadores de un Espíritu que nos sigue inspirando, moviendo y regalando hombres y mujeres capaces de dejarse habitar por entero. Son estas personas los profetas del mundo de hoy, visionarios apasionados que lideran a la Iglesia a modo de «exploradores», abriendo caminos nuevos para encarnar la radicalidad del amor.


Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: joymark, FreeImages.

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