Cardenal Aós: «Jesús derrotó a Satanás, porque confió en Dios»

En el primer domingo de Cuaresma, el Arzobispo de Santiago, Celestino Aós, a la luz de las lecturas proclamadas, recordó que Jesús como Hijo de Dios, se hizo humano como nosotros y se sometió a la limitación humana y a diversas pruebas, pero salió victorioso en el Señor. La misa fue transmitida por Emol.com y concelebrada por el obispo auxiliar de Santiago, monseñor Alberto Lorenzelli.

El Cardenal, tras la proclamación del evangelio de San Marcos (1,12-15) sobre las tentaciones, afirmó en su homilía que “Jesucristo era el justo. Padeció por los injustos, por mí que soy uno de esos pecadores. La tentación es siempre un por qué: ¿por qué no haces esto?, serás feliz; ¿por qué haces esto?, mejor si lo dejas. Las tentaciones de Jesús seguirán a lo largo de su vida. Irá siempre descubriendo y acatando el porqué de la voluntad del Padre”.

Luego, con esperanza manifestó que “por el bautismo, ahora ustedes son salvados; y el bautismo no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo que está a la derecha de Dios, después de subir al cielo y de habérsele sometido los ángeles, las dominaciones y las potestades”.

Sobre este tiempo de preparación para celebrar el Santo Triduo Pascual, el Arzobispo enfatizó que “la Cuaresma es subir a Jerusalén, mirar, dejar que las imágenes, las palabras, los hechos se nos metan dentro. Buscar y encontrar el sentido de todo. ¡No nos confundamos: es que en este año estamos tan complicados con la pandemia del virus, los problemas del trabajo y la política, la preocupación por el curso de nuestros escolares y universitarios, etc. Todo es tan complicado si no podemos ir a las iglesias ¡Fuera de la iglesia se vivió la Semana Santa! No estamos bien, no estamos cómodos y eso ya es bueno”. Agregó: “La gran tentación: aturdirnos con actividades y escándalos. Ni la Cuaresma, ni la Semana Santa, ni la Pascua son gratis. Quien quiere disfrutar de amor, debe primero acoger, reflexionar, profundizar ese amor. Jesús entra en el desierto, que son horas y días de soledad y silencio. Lleva sobre sí el eco de la voz del cielo”.

Por último, invitó a darse un espacio de silencio durante estos días de Cuaresma: “Estamos tocando el corazón mismo de la fe, de la misa ¿me siento yo querido por Dios? ¿El resto de los fieles, al sentir mi presencia o mi ausencia, se sentirán queridos? De la misa se sale con más dignidad porque se escucha a Dios que nos dice “Tú eres mi hijo querido”, y se sale más fortalecido ante las tentaciones. A veces por ser fieles a Jesús hemos de padecer rechazo y marginación, soledad de los otros o de la sociedad”.

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Fuente: www.iglesia.cl

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