De la exhortación ‘Querida Amazonía’ al Sínodo sobre la Sinodalidad: La Iglesia movida por el mismo Espíritu

Abrir nuestro corazón a la renovación, favoreciendo el encuentro y la escucha del otro, con mayor participación y comunión, discerniendo juntos nuevos caminos de evangelización y nuestras estructuras eclesiales.

Al celebrarse el segundo aniversario de la publicación de la Exhortación Apostólica Querida Amazonía, escrita por el Papa Francisco y presentada al público el 12 de febrero de 2020, muchos nos preguntaremos qué impacto han tenido las palabras y los sueños compartidos por el Papa en relación con el Sínodo especial sobre la Amazonía, en la situación eclesial y socioambiental de la Amazonía, así como en toda la Iglesia universal.

ACCIÓN DEL MISMO ESPÍRITU SANTO

Ahora, partiendo de mi experiencia de haber participado en el Sínodo Panamazónico y de estar colaborando actualmente en la realización de este nuevo Sínodo sobre la Sinodalidad, iniciado oficialmente por el Papa Francisco el 9 de octubre de 2021 y cuya conclusión está prevista en la asamblea sinodal de octubre de 2023, tengo la clara convicción de que asistimos a la acción del mismo Espíritu Santo, que sigue soplando vientos de renovación en nuestros corazones y en nuestras estructuras, lo que hace de este momento histórico del pontificado de Francisco, un tiempo verdaderamente de kairós y de conversión para toda la Iglesia y para todos nosotros, a pesar de todas las resistencias que esto provoca en algunos grupos de católicos (incluyendo laicos, clérigos, obispos e incluso cardenales), que siempre se oponen a cualquier tipo de cambio en el statu quo, ya que entienden que cualquier intento de «actualizar» la fe cristiana no sería más que una forma de «mundanización» de la misma.

Sin embargo, lo que estas voces críticas (y a veces irrespetuosas) con el pensamiento del Papa Francisco nunca conseguirán detener es el inconfundible movimiento que el Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia, que es el autor de los recientes acontecimientos históricos en el ámbito eclesial. De hecho, la acción renovadora del Espíritu siempre ha estado presente en la historia de la salvación, como recordó el Papa en Querida Amazonía, citando las palabras de San Juan Pablo II, para quien «el Espíritu Santo embellece a la Iglesia, mostrándole nuevos aspectos de la Revelación y dándole un nuevo rostro».

ACOGER CON VALENTÍA LA NOVEDAD DEL ESPÍRITU

Por eso, insistirá Francisco en su exhortación apostólica que cumple dos años, «es necesario acoger con valentía la novedad del Espíritu capaz de crear siempre algo nuevo con el tesoro inagotable de Jesucristo». Además, lo que nos enseña el actual Papa es lo que la Iglesia siempre ha afirmado sobre la acción del Espíritu de Cristo sobre su Iglesia, que la lleva a actualizar constantemente en su interior el misterio de la comunión con la comunidad cristiana originaria y la tradición apostólica, mediante la transmisión de los bienes de salvación, como enseña el gran teólogo Benedicto XVI.

Y nuestro Papa emérito añade que: «Esta actualización permanente de la presencia activa de Jesús el Señor en su pueblo, realizada por el Espíritu Santo y expresada en la Iglesia a través del ministerio apostólico y de la comunión fraterna, es lo que se entiende en sentido teológico por la palabra Tradición: no es la simple transmisión material de lo que fue dado en un principio a los Apóstoles, sino la presencia efectiva del Señor Jesús, crucificado y resucitado, que acompaña y guía en el Espíritu a la comunidad reunida por él».

ESCUCHAR AL ESPÍRITU ESCUCHANDO AL PUEBLO DE DIOS

Por lo tanto, no hay duda de la presencia actualizadora, iluminadora y orientadora del Espíritu en todo este movimiento que vemos que se da en la Iglesia en salida del Papa Francisco, que nos invita a todos a caminar juntos en un gran proceso de encuentro, escucha y discernimiento sinodal, cuya culminación tendrá lugar en la asamblea sinodal de 2023, pero que, desde los recientes sínodos sobre la familia, los jóvenes y, sobre todo, la Amazonía, viene preparando a la Iglesia para abrirse a este nuevo tiempo, impulsada por el «fuego del Espíritu que nos empuja a la misión».

De hecho, ya desde el Sínodo sobre «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización», celebrado en octubre de 2014, Francisco quiso que el Sínodo creara metodológicamente más momentos de escucha, especialmente de la voz de los laicos, promoviendo dos encuentros presinodales antes de la asamblea. Asimismo, en el Sínodo sobre «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional» de octubre de 2018, se amplió la modalidad de escucha, dando lugar a un mayor espacio de participación de los jóvenes en la fase preparatoria y también en la asamblea. Francisco se dio cuenta de que, para escuchar lo que dice el Espíritu Santo, era necesario promover un amplio proceso de escucha y discernimiento espiritual, previo a la asamblea sinodal de clausura, que suele celebrarse en el Vaticano.

INCLUIR EN LA ESCUCHA A TODOS LOS ROSTROS

Sin embargo, el mayor ejemplo de este movimiento del Espíritu en la Iglesia hacia la sinodalidad se dio con la realización del Sínodo Especial sobre la Amazonía, con el tema «Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral», marcado por la amplia presencia del Pueblo de Dios a lo largo del proceso de escucha concreta e inclusiva de todos los rostros panamazónicos, como los pueblos indígenas, las mujeres líderes de las comunidades, los invitados de organizaciones científicas internacionales, hermanos y hermanas de otras denominaciones cristianas, etc.

Estas experiencias pueden considerarse precursoras del momento actual que vive la Iglesia, con la convocatoria de un Sínodo sobre la Sinodalidad, que se celebrará en tres fases distintas (diocesana, continental y universal) en los próximos dos años. En su exhortación Querida Amazonía, el Papa se refiere a las experiencias positivas vividas por las comunidades eclesiales panamazónicas, considerándolas «verdaderas experiencias de sinodalidad en el camino evangelizador de la Iglesia en la Amazonía».

ABRIRSE A LA RENOVACIÓN

Sin embargo, Francisco es consciente de que los soplos de renovación del Espíritu Santo sobre la Iglesia implican también un gran proceso de conversión, tanto personal como institucional. De ahí su constante llamamiento a que nos dejemos convertir, abriéndonos a la acción del Espíritu divino. Así, recogiendo todo lo que los Padres Sinodales del Sínodo sobre la Amazonía dijeron sobre la necesidad de nuevos caminos de conversión integral, en sus dimensiones pastoral, cultural, ecológica y sinodal, el Papa en Querida Amazonía afirma que solo «la conversión interior nos permitirá llorar por la Amazonía y gritar con ella ante el Señor». Por eso, en la celebración del segundo año de su publicación, esta exhortación sigue siendo un grito a favor de la Amazonía y de la Iglesia en la Amazonía, que también debe convertirnos.

Y en cuanto al camino sinodal al que nos llama, este solo se producirá si nos dejamos impregnar por el «espíritu sinodal» y experimentamos la «conversión sinodal», abriendo nuestro corazón a la renovación, favoreciendo el encuentro y la escucha del otro, con mayor participación y comunión, discerniendo juntos nuevos caminos de evangelización y nuestras estructuras eclesiales.

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Fuente: https://prensacelam.org

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