Jerusalén vuelve a llenarse de peregrinos de todo el mundo en la semana la Pascua. El momento central fue la procesión de ramos a lo largo de la misma calle que Jesús recorrió cuando entró en la Ciudad Santa aclamado como rey. La procesión partió desde la iglesia franciscana de Betfagé, en el monte de los Olivos, hasta la iglesia de Santa Ana, en la Ciudad vieja.
Precisamente desde Jerusalén, Beatrice Guarrera relata que el Domingo de Ramos representa en esa ciudad una de las manifestaciones públicas cristianas más grandes, con intensa participación. De hecho, para esta ocasión los cristianos palestinos de Belén y Ramala obtuvieron permisos especiales para entrar en Jerusalén. También asistieron peregrinos procedentes de todo el mundo, de modo especial de Filipinas, Polonia, Suiza y Estados Unidos. Miles de personas de decenas de nacionalidades bajaron del Monte de los Olivos, agitando entre los Hosannas, palmas y ramos de olivo. Con cantos e instrumentos musicales, cada uno en su propia lengua, ha alabado a Dios, exclamando la alegría de ser cristiano.
“He vivido como misionera en Tierra Santa, pero hacía ya diez años que no participaba en esta procesión —relata sor María Sole—. Experimento la misma alegría de siempre”. Mientras un peregrino —que se llama Laurence y procede de Bolzano— dice: “Hemos venido para hacer ‘trekking espiritual’, y en los últimos días lo estamos haciendo aquí, en Jerusalén: uno de los dones es festejar la entrada del Domingo de Ramos precisamente acá. La fe está por doquier, pero en Jerusalén se siente más”.
En el patio de la iglesia de Santa Ana los fieles esperaron la llegada del Administrador Apostólico del Patriarcado Latino, que se encontraba en el fondo de la procesión. “Hemos hecho el mismo recorrido físico de Jesús —dijo Mons. Pierbattista Pizzaballa a la gente— y no se puede leer el ingreso de Jesús en la Ciudad Santa sin que sea completado e iluminado el relato de la Pascua. También nosotros hoy entramos entonces, con Jesús, en la Pascua”.
El Domingo de Ramos en Tierra Santa “los cristianos celebran el amor a Jesús”, afirmó Mons. Pizzaballa, y añadió: “Queremos decir y proclamar con determinación que nosotros formamos parte de esta ciudad, que está en el origen de nuestra fe y custodia nuestra historia cristiana”.
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Fuente: www.vaticannews.va