El mundo recuerda a Mandela, padre de la lucha contra la segregación

Hace cinco años murió Nelson Mandela, padre de la lucha contra la segregación racial. Hoy se realizan muchas iniciativas y ceremonias alrededor del mundo para recordar su figura y su extraordinario ejemplo en defensa de los derechos humanos.

El 5 de diciembre de 2013, a la edad de 95 años, muere Nelson Mandela, el primer Presidente electo de Sudáfrica, cuyo sueño, en parte realizado, era construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, blancos o negros, pudieran caminar con la cabeza en alto “dando a luz a una nación en paz consigo misma y con el mundo”. Su desaparición, que se produjo como resultado de una infección pulmonar, dejó en lágrimas a pequeños y grandes de la Tierra, eternamente agradecidos de quien supo cambiar la historia con la fuerza de los humildes.

LIBERTAD PARA TODOS

Si Mandela tenía dificultades para respirar a causa de la tuberculosis, contraída durante su largo encarcelamiento en Robben Island, que duró más de 20 años, en realidad nunca dejó de hacerlo por el bien de la paz y la libertad. Y cinco años después de su muerte, sus pensamientos, palabras y obras aún respiran por él. “Donde hay pobreza y enfermedad, donde los seres humanos han sido oprimidos, hay más trabajo por hacer —repetía implacablemente—, y nuestra tarea es garantizar la libertad para todos”. Este compromiso también es muy querido por el Papa Francisco, quien constantemente hace un llamado a la igualdad y al respeto de la dignidad de cada ser humano, instando especialmente a los jefes de Estado y de Gobierno a actuar para “superar todas las formas de racismo, intolerancia e instrumentalización de la persona humana”.

LUCHA CONTRA LAS NUEVAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN

La segregación racial, el triste legado del colonialismo del siglo pasado, a los que Mandela pudo poner fin en Sudáfrica, después de haber sido víctima él, en primera persona; el sufrimiento junto al encarcelamiento, la tortura, la violencia, las acusaciones injustas e infames, que siguen todavía presentes en las formas de xenofobia y exclusión social y corren el riesgo de agudizarse, sobre todo en esta fase histórica en la que hay procesos de migración no solo hacia Europa, sino también dentro de la propia África.

EL LEGADO DE MANDELA

Por esta razón, es necesario recordar su muerte para devolver la vida a toda sana lucha por la libertad, la justicia y el fin de la discriminación. Premio Nobel de la Paz en 1993, “embajador de la conciencia” nominado por Amnesty International en 2006 y firme defensor de la lucha contra el sida, Mandela, cariñosamente llamado Madiba, había encontrado la solución que sigue inspirando a millones de personas, asociaciones y ONG que mueven su compromiso por la defensa de los derechos humanos: no ceder al resentimiento por el bien de todo un pueblo, coser heridas, elegir siempre el perdón en lugar de la venganza.

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Fuente: www.vaticannews.va

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