El presidente Donald Trump ¿terminará su mandato?

El miércoles 27 de febrero fue un día negro para el mandatario de Estados Unidos: fracasó la cumbre con Corea del Norte, su ex abogado confesó durante siete horas graves irregularidades.

El rey está desnudo y ahora todo el mundo comienza a verlo. Desde los sectores más conservadores se había comenzado a ver al presidente Trump como alguien que le callaba la boca a todo el mundo con sus “éxitos” económicos e imponiendo su política exterior. Luego de que los números demostraran que los resultados económicos positivos vienen de antes y no se aceleraron por efecto de su presidencia, sino que se avizoran problemas, el castillo de naipes de mentiras y noticias falsas se está desmoronando y aparece evidente el vacío sobre el que actúa este improvisado presidente. Como nunca en la historia del país, los medios de comunicación se han acostumbrado que hay que verificar todo dato que brinde el presidente, pues al corroborarlo aparecen inconsistencias y falsedades que de inmediato son publicadas. Eso ocurrió durante su discurso, hace semanas, sobre el estado de la Unión, cuando en tiempo real, el New York Times con sus expertos desmentía cada una de las cifras falsas que brindaba el presidente.

Pero el miércoles 27 de febrero fue un día negro para el presidente, por dos razones. En Vietnam fracasó estruendosamente una cumbre… de la nada. Trump creía que el líder norcoreano Kim Jong-un simplemente acataría sus directivas, con base en un acuerdo de desnuclearizar Corea del Norte que, en realidad, no dice nada, sino una serie de generalidades que contradicen la complejidad de este tipo de acuerdos. De haber dejado trabajar a los que saben, se habría previsto la infinidad de detalles y planificar tiempos y procesos, recurriendo además a entidades especializadas, como la Agencia de la ONU sobre energía atómica, la que monitoreaba el acuerdo con Irán que Trump ha torpedeado. Pero el objetivo con Corea del Norte es otro, asegurarse personalmente el éxito de la supuesta desnuclearización, una mezcla de narcisismo y de ambición política desmedida y para nada realista. Cuando su par asiático le dijo que estaba dispuesto a desmantelar “un” centro atómico a cambio de levantar sanciones, la cumbre terminó y una hora antes Trump se fue de la reunión. Hasta el momento, la desnuclearización de Corea del Norte brilla por ausencia y el astuto líder comunista, en cambio, avanza normalizando relaciones en la región con Corea del Sur, y también con los demás países. Cuesta creer que la diplomacia China no haya previsto este fracaso, conociendo el líder norcoreano y haya dejado a Trump avanzar con su arrogancia hasta darse de bruces con la realidad. Es lo que terminó por ocurrir.

Mientras tanto, en el Congreso de Estados Unidos el ex abogado de Trump verificaba el otro episodio que, con toda probabilidad, ha causado insomnio al presidente. Michael Cohen, su ex abogado, ponía en marcha su arreglo para evitar terminar en una cárcel (algo que en los Estados Unidos no es cualquier cosa), confesando ante los legisladores que lo interrogaron haber mentido en nombre de su empleador. Siete horas de declaraciones demoledoras que dejaron en claro que el presidente estaba al tanto de las revelaciones de Wikileaks que perjudicarían la campaña de su adversaria Hillary Clinton. Y de alguna manera negoció esas publicaciones. Además, quiso callar con dinero a una actriz porno y una modelo de Play Boy que tuvieron relaciones adulteras con él, lo cual es un gasto que equivale a una financiación ilícita de su campaña electoral al no estar declaradas. El cuadro que pinta Cohen del presidente, aun tomándolo con pinzas al ser un arrepentido que busca evitar la cárcel, es de un narcisista mentiroso y racista, que amenazó para que no se revelaran sus antecedentes universitarios, que fraguó estudios médicos para no ir a la guerra de Vietnam (tema delicado porque, para peor, se mofó de un veterano de guerra adversario político) y mandó a comprar un retrato suyo por 60 mil dólares en una subasta, haciendo leudar el precio artificialmente para jactarse de ello.

El Partido Republicano no va a sostener un sujeto de este tipo y ya comienzan a aparecer votos en contra entre los senadores aliados, mientras que la Cámara Baja ha vuelto bajo el control de los demócratas. Su declaración de estado de emergencia, la única manera que tenía para construir el muro en la frontera con México, ha quedado rechazada por el Congreso, hundiendo definitivamente uno de sus caballos de batalla. A esta altura parece difícil que los republicanos decidan apoyarlo en vista de las elecciones del año que viene y Trump se transforma en un verdadero boleto para subirse al Titanic. También porque el cerco del fiscal general se estrecha cada vez más. De a uno, le ha ido quitando los fieles colaboradores con cargos legales, obligando a la renuncia; los que vienen para reemplazarlos se van porque no resisten la improvisación y los caprichos presidenciales. De hecho, el presidente nunca ha podido completar su gabinete. Algo inédito en el país.

La vía del impeachment sería una pérdida de tiempo, según los expertos de ambos partidos. Pero no parece descabellado pensar en una renuncia anticipada. La desnudez del rey es cada vez más evidente.

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Fuente: http://ciudadnueva.com.ar

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