Mons. Stegmeier: “El encuentro de El Tromen expresa la fraternidad de estos dos pueblos, hermanados por la común fe en Jesucristo”

Domingo 3 de marzo, a las 12:00 horas, Santa Misa, en el Cristo del Tromen, oremos por la paz de Chile y Argentina.

Hermanos en Jesucristo:

Una vez más, como es tradición desde el año 1950, se realizará el encuentro de argentinos y chilenos en el Paso Fronterizo de El Tromen (o Mamuil Malal), el domingo 3 de marzo. El inicio será a las 12:00 horas con la celebración de la Santa Misa a los pies de la imagen de Cristo crucificado, con la asistencia de numerosos fieles y la concelebración de los obispos y sacerdotes de las Diócesis de Neuquén y de Villarrica. Estamos todos invitados a participar.

El encuentro de El Tromen expresa la fraternidad de estos dos pueblos, hermanados por la historia, 5.150 kilómetros de frontera, la recíproca migración y, sobre todo, la común fe en Jesucristo y la pertenencia a la gran familia de la Iglesia católica, en la que hemos sido constituidos hijos de Dios y hermanos entre nosotros por el nacimiento nuevo del agua y del Espíritu Santo en el bautismo. La participación en la celebración de la Eucaristía, signo y realización de la comunión de Dios con los hombres y de los hombres entre sí en Cristo, expresa y fortalece el vínculo de los habitantes de Argentina y Chile.

El Tromen nos tiene que recordar que la paz social, después del pecado original, ya no es posible sin Jesucristo. En efecto, “porque Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad. Vino a anunciar la paz: paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca” (Ef 2,14-17).

Es natural que existan fronteras. La comunión obrada por Cristo no excluye ni destruye las legítimas diferencias, sino que las incluye, las purifica de sus males, las lleva a su plenitud y las armoniza en la hermosura de la comunión en Dios. Por eso, se dice de Cristo: “Compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra” (Ap 5,9). Así se entiende que nos podamos juntar en paz y alegría argentinos y chilenos, es decir, personas distintas en muchos aspectos, pero unidas por un vínculo superior, que es el Dios vivo y el único verdadero, y su enviado, Jesucristo (ver Jn 17,3).

Dos niños santos son ejemplo de esta unidad en Cristo y que a su vez vincula a ambas naciones: Laurita Vicuña, nacida en Chile y fallecida en Argentina, y Ceferino Namuncurá, cuyo padre es un cacique mapuche–argentino y su madre es chilena.

+ Francisco Javier Stegmeier
Obispo de Villarrica

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Fuente: Comunicaciones Villarrica, www.iglesia.cl

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