Nigeria: El drama de los niños víctimas de Boko Haram

Amnistía Internacional denuncia la dramática situación de miles de menores secuestrados por yihadistas y luego detenidos ilegalmente en centros gestionados por el ejército. Sin educación, corremos el riesgo de perder una generación.

Una “generación perdida”, la de los niños del nordeste de Nigeria, víctimas del tráfico por los islamistas de Boko Haram en los Estados de Borno y Adamawa. Secuestrados para convertirlos en soldados o en novias, siguen sufriendo traumas incluso después de su liberación, en establecimientos de reeducación que solo son centros de detención ilegales. Así lo denuncia Amnistía Internacional en un informe titulado “Enjugamos las lágrimas: cuidemos a los niños víctimas del conflicto en el noreste de Nigeria”.

NIÑAS SECUESTRADAS EN CHIBOK EN 2014

Estos son “miles y miles de niños”, dijo a Vatican News el portavoz de Amnistía Italia, Riccardo Noury. “Hemos sabido de secuestros en masa por parte de Boko Haram solo a través de un incidente, que involucró a cientos de niñas de la escuela de Chibokh hace seis años”, recuerda Noury, “pero el secuestro de niñas y niños ha sido una práctica constante”. “No sabemos cuántos murieron en los enfrentamientos con el ejército federal nigeriano, no sabemos cuántos murieron por dificultades o fueron asesinados directamente por Boko Haram cuando trataron de escapar”.

VÍCTIMAS DEL YIHADISMO

En el comunicado se afirma que los menores de las zonas controladas por Boko Haram “han sido sometidos a torturas, como la palizas y otras violencias, y han sido obligados a presenciar ejecuciones públicas y otros castigos brutales”. En las entrevistas realizadas por Amnistía, también emerge la situación de quienes lograron escapar de los yihadistas, como las muchachas encarceladas durante años y dejadas sin asistencia, con sus hijos nacidos durante el secuestro.

PERSONAS DESPLAZADAS Y PRISIONEROS

En general, para los que huyen de Boko Haram hay dos caminos: vivir como desplazados o ser capturados durante años por las autoridades nigerianas como flanqueadores o partidarios de los yihadistas. “La mayoría de estas detenciones son ilegales” y “pueden constituir un crimen de lesa humanidad”, escribe Amnistía en el informe, que subraya que “los menores nunca son acusados o perseguidos por un delito y se les niega el derecho de acceso a un abogado, de comparecer ante un juez o de comunicarse con sus familias”.

OPERACIÓN “CORREDOR SEGURO”

Se encontraron violaciones, aunque en menor medida que en otros centros de detención, en las estructuras creadas gracias a la operación “Corredor seguro”, financiada por la Unión Europea, los Estados Unidos y el Reino Unido. En el centro de detención situado en las afueras de Gombe, en el estado nigeriano del mismo nombre y administrado por las fuerzas militares, el apoyo psicológico y la educación proporcionados no fueron acompañados de una claridad suficiente en cuanto a las razones jurídicas de la detención, mientras que al menos siete detenidos murieron por falta de atención médica adecuada.

NO REEDUCACIÓN, SINO DETENCIÓN

“Este es el aspecto más triste de esta historia”, subraya Riccardo Noury, “la comunidad internacional de donantes está financiando un llamado programa de reintegración que básicamente se traduce, en la mayoría de los casos, en un sistema de detenciones prolongadas, ilegales y promiscuas, incluso con adultos en las que hay numerosos casos de muerte y violencias sexuales”. “Estamos hablando de decenas de niños o ex-niños que son sometidos a este torpe programa de reintegración que es en realidad un programa de detención ilegal”.

LA IMPORTANCIA DE LA INSTRUCCIÓN

Según Naciones Unidas, hay más de 2.800 niños liberados de estos campos, pero no es posible disponer de datos fiables sobre las dificultades de acceso a estas estructuras. “Las autoridades nigerianas afirman haber resuelto el problema del conflicto con Boko Haram en los territorios del noreste, pero en realidad el conflicto está lejos de haber terminado”, concluye Noury. “Deben poner fin a este sistema de detenciones masivas y garantizar una auténtica protección, una recuperación de los traumas, y esto debe hacerse con los mejores instrumentos posibles, con la educación, de lo contrario esa generación de niños se perderá”.

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Fuente: www.vaticannews.va

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