Más de 1.500 personas, en su mayoría familias, mujeres, niños y adolescentes provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Haití y México se encuentran en el campamento “La Esperanza”, sin contar con asistencia migratoria, de salud y seguridad. Numerosas organizaciones defensoras de los derechos de migrantes se pronuncian.
El Servicio Jesuita para los Refugiados (JRS), ha publicado en su web un comunicado firmado por casi cien organizaciones defensoras de los derechos humanos de varios países, y en el que dan cuenta del abandono por parte de las autoridades y cómo esta realidad “expone a las personas en el campamento a diferentes riesgos a su seguridad, integridad y salud física, psicológica, emocional y sexual”.
MIGRANTES: QUE SUS NECESIDADES SEAN ATENDIDAS
El comunicado indica que “las personas migrantes forzadas hacinadas en el Campamento ‘La Esperanza’ (Paso Fronterizo El Chaparral, Tijuana) llevan 50 días de abandono por parte de las autoridades municipales, estatales y federales de México”. La existencia de este campamento manifiesta, por un lado, la desesperación de miles de familias, que, ante el cierre de fronteras, quedaron atrapadas en un espacio sin garantías jurídicas.
Además, pone en evidencia que “las personas que habitan ‘La Esperanza’, lo hacen como consecuencia de las restricciones al acceso al derecho de asilo desde EE.UU., algo que sucede desde antes de la Pandemia, y que continúa a pesar de algunas de las medidas positivas tomadas por la administración Biden/Harris. Esta situación de El Chaparral, es el reflejo de muchas otras expresiones en la ciudad de Tijuana, en toda la frontera norte, en muchos otros lugares de México y en condiciones similares en muchos otros lugares y fronteras del continente”.
Las personas que comenzaron a llegar no tienen casos de asilo abiertos bajo el Protocolo de Protección a Migrantes (PPM), por lo que no aplican a esta primera fase y, debido a la vigencia del Título 42 —que por motivos de salud pública prohíbe los cruces no esenciales— les es imposible ejercer su derecho al asilo. Ante estas circunstancias, las personas han decidido permanecer alrededor del puerto de entrada y han instalado un campamento, que han denominado “La Esperanza”, a la espera de contar con información que les indique de manera clara y precisa cuándo y cómo podrán solicitar asilo en Estados Unidos, afirma el comunicado.
ESFUERZOS DE LOS MIGRANTES POR HUMANIZAR SU PROPIA VIDA
En el mensaje, las organizaciones reconocen el esfuerzo realizado por los migrantes para humanizar los espacios que habitan: “A pesar del esfuerzo y la fortaleza de las personas migrantes por humanizar estos espacios y del apoyo solidario de personas y organizaciones, este tipo de campamentos (cada vez más identificables en latitudes latinoamericanas) son una expresión extrema del abandono, de la falta de reconocimiento y de la estrategia de contención y rechazo que impide el acceso a los derechos fundamentales de cientos de miles de personas que ejercen, sencillamente, una opción por vivir”.
Es importante destacar que la presencia de las personas en el campamento es resultado de la negación sistemática del derecho a solicitar asilo en Estados Unidos y exhibe una situación que se vive no solo en El Chaparral, sino también en Tijuana y el resto del territorio mexicano: la discriminación, exclusión y la negación de los derechos fundamentales de las personas migrantes y con necesidades de protección internacional en México.
INVITACIÓN A DIALOGAR CON LOS MIGRANTES
Los migrantes y las organizaciones que los apoyan han solicitado dialogar con las autoridades mexicanas del gobierno de Baja California y federales. El comunicado finaliza: “Instamos a las autoridades que escuchen a las personas en el campamento y cumplan con su compromiso de un diálogo abierto, transparente y propositivo, en miras a comenzar un proceso constructivo que resuelva de fondo las necesidades de las personas”.
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Fuente: www.vaticannews.va