¿Por qué el fracking estaría acelerando el cambio climático?

Según la NASA, el incremento de este método de extracción de combustibles, sobre todo en Estados Unidos, está empeorando la situación.

En la última década se concentran los cinco años más cálidos desde siempre. El año 2018 está en cuarto lugar. En noviembre del año pasado, Italia sufrió un fenómeno insólito: un huracán que derribó cien mil hectáreas de bosque y levantó olas de ocho metros en las costas del noroeste. El cambio climático es más rápido de lo previsto. Desde 2006 se está acelerando, coincidiendo con la masiva realización de perforaciones para producir gas y petróleo con la técnica del fracking, que consiste en la fracturación de rocas compactas profundas. Esto ocurre en los Estados Unidos, un país que, con el 4% de la población mundial, no se avergüenza de producir el 22% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Trump se ríe del cambio climático y lucha con el Congreso para construir tres mil kilómetros de muro contra los inmigrantes, con una altura de doce metros. ¡Más motivos tendría el resto del planeta para levantar un muro de treinta kilómetros de altura alrededor de los Estados Unidos, con el que defenderse de sus emisiones pestilentes! Que el fracking es responsable de la aceleración del cambio climático parece demostrarlo un descubrimiento realizado en la troposfera por un satélite de la NASA. Desde 2006 hay un continuo aumento de metano, un gas que cuando arde se convierte en anhídrido carbónico, pero en su estado natural tiene un efecto invernadero 86 veces mayor.

El fracking no es lo único que emite metano a la atmósfera. También lo hacen la fermentación bacteriana de los vegetales en las zonas húmedas y los incendios forestales. Las explotaciones intensivas de ganado bovino y porcino también contribuyen en gran medida, así como las pérdidas de gas natural durante su transporte. Inicialmente se creía que el fracking contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pensando que el metano sustituiría al carbón en las centrales eléctricas y produciría la mitad de anhídrido carbónico. Pero no se tuvo en cuenta el metano que no se recogería en el fracking y saldría a la superficie a través de las fisuras de las rocas.

Las petroleras sostienen que el metano de la atmósfera procede sobre todo de las granjas de animales. También esto es perjudicial y deberíamos consumir menos carne. Pero la física y la química saben distinguir el metano de origen mineral, que contiene un carbón “antiguo” al que se asocia también el etano, del metano de origen microbiano [i].

Según la NASA, de los 27,5 millones de toneladas de metano que se liberan cada año, 18,7 millones proceden del fracking, que produce un impacto ambiental equivalente a 1.500 millones de toneladas de anhídrido carbónico. Cuanto más aumentan las perforaciones, más metano escapa y llega a los acuíferos. En Internet pueden verse varios videos de personas del Medio Oeste americano incendiando con una cerilla el gas que sale del grifo junto con el agua.

El millón de pozos de fracking es uno de los motivos del desarrollo económico norteamericano de la última década. Estados Unidos ha pasado de importar 7 millones de barriles diarios a ser exportador de petróleo y gas natural. Trump amenaza con nuevos aranceles a Europa si duplica el Nord Stream, el gaseoducto entre Siberia y Alemania, porque quiere que Europa compre su gas.

Mientras Trump sea presidente de los Estados Unidos será difícil detener el fracking, el killer del medio ambiente. Últimamente se han derogado incluso las tímidas leyes de Obama que pretendían contener las pérdidas de metano. Es un enorme escándalo del que pocos norteamericanos son conscientes, cuando deberían ser ellos quienes reaccionaran inmediatamente ante la situación.

¿Qué puede hacer? No solo prohibir el fracking en su ámbito —por suerte las perforaciones en Rumanía y Polonia no han tenido éxito—, sino también negarse a importar gas natural extraído de esta manera, considerando que su impacto ambiental es un verdadero ataque a la salud de la atmósfera del planeta, que es un derecho de todos. El fracking, al menos como se practica ahora, debería ser desterrado por las organizaciones internacionales, puesto que sus efectos destructivos para el medio ambiente no se acaban en el interior de un estado, y su utilización se convierte en un verdadero acto de enemistad hacia la humanidad.

Un amigo de Indianápolis, experto en el sector del medio ambiente, entusiasmado por el éxito de la manifestación de los jóvenes por el medio ambiente en su ciudad, además de confirmar mi análisis, me ha recordado que a partir de las elecciones intermedias de 2018 ya está tomando cuerpo una nueva “ola verde” de jóvenes políticos demócratas, con una sensibilidad medioambiental muy distinta a la de sus compañeros más mayores. La diputada estadounidense de origen latino, Alexandria Ocasio-Cortez, de 28 años, ha propuesto un nuevo Green Deal y todos los candidatos demócratas a las elecciones presidenciales de 2020 lo están incluyendo en sus programas. Sabremos en los próximos dos años si los Estados Unidos sabrán volver a ser una “tierra de gentes libres y valientes”.

[i] Global Climate Change January 2, 2018 NASA-led study solves a methane puzzle – Carol Rasmussen, NASA’s Earth Science News Team.

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Fuente: https://ciudadnueva.com.ar

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