Salama Africa forma a la juventud refugiada

“La comunidad aquí tiene mucho que ofrecer, solo necesitamos empoderar a la gente y ayudarles a superar sus problemas”.

Alain y Toussaint intercambian muy animados risas e historias mientras hablan de Salama Africa, una organización que ayudaron a poner en marcha y que se encarga de formar a la juventud en el campamento de refugiados de Dzaleka, en Malawi. Ellos han puesto en marcha un grupo de danza reconocido a nivel nacional, equipos de fútbol y varias clases de arte para ayudar a los refugiados a mantener sus mentes y sus cuerpos activos. Alain y Toussaint se encuentran en su tercer y último año de estudio en humanidades por la Regis University, un curso online de 45 créditos del Jesuit Worldwide Learning y ofrecido virtualmente por el Centro de Educación Arrupe del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en el campamento.

Alain, un refugiado de la República Democrática del Congo (RDC), ha vivido en Dzaleka por ocho años. Él estudió en la escuela de secundaria del SJR y luego siguió con la diplomatura en trabajo social.

Aparte de sus estudios, participa en un programa como becario en un proyecto de servicios psicosociales del SJR.

“Este programa de prácticas es muy importante para mí, ya que me permite ganar experiencia en el mundo real. Pongo en práctica lo que estoy aprendiendo y eso puede ser un desafío, ya que las cosas son muy diferentes de lo que uno aprende en clase —dice Alain—, pero me gusta conocer gente, escuchar sus historias y ayudarla a resolver sus problemas”.

Su objetivo es poder trabajar con jóvenes, creando entornos que los motiven y les ayuden a implementar un apoyo psicosocial más formal en las escuelas de la comunidad.

Toussaint huyó de Goma y lleva cuatro años en el campamento. Como Alain, está estudiando trabajo social y trabaja con el equipo psicosocial del SJR.

“La comunidad aquí tiene mucho que ofrecer, solo necesitamos empoderar a la gente y ayudarla a superar sus problemas”, dice.

Toussaint también trabaja con el equipo de agua, saneamiento e higiene (WASH) del SJR como monitor de agua. Él aporta su experiencia en la RDC, donde trabajó en salud pública.

Está asignado a una zona del campamento donde se encarga de que las fuentes surtan de agua limpia a la población. También enseña a las personas a hervir el agua y otras prácticas saludables para evitar epidemias y enfermedades.

Alain y Toussaint, junto con muchos otros, trabajan para crear oportunidades para las niñas y los niños refugiados en Dzaleka. La escuela de baile es una de las actividades más populares y cuenta con un grupo de danza que quedó en segundo lugar en un concurso y que está actuando por todo el país en diferentes festivales.

Después de la danza, el fútbol es la actividad más popular y algunos ya juegan en diferentes equipos por toda la región. Salama Africa también ofrece clases de panadería, canto, cine, modistería, joyería, dibujo, fotografía y escritura.

Además ofrece apoyo especial y de recuperación para jóvenes que, o han suspendido o bien dejaron la escuela. Más allá de su trabajo con jóvenes, cuidan de otras personas vulnerables como las víctimas de la violencia sexual y de género (VSG) y de aquellas con adicciones, creando grupos de apoyo.

Salama Africa ha tenido un gran impacto en su comunidad, inspirando a otros a seguir sus aspiraciones educativas y creativas. Esperan expandir su impacto mediante la construcción de un centro cultural y de artes creativas en el campamento para aumentar el número de niños a los que atienden.

“Al final del día, lo único que esperamos es que los jóvenes de nuestra comunidad puedan seguir su talento para mostrar al mundo que los refugiados también somos humanos y que nosotros podemos hacer cualquier cosa que los demás pueden hacer”.

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Fuente: http://es.jrs.net

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