El alarmante aumento de la violencia en Chile

Muchos jóvenes, especialmente menores de edad, han descubierto que el uso de la violencia es una forma de liberar todas sus frustraciones.

El reciente aumento de la violencia en nuestra sociedad nacional es algo de lo que todos hemos sido testigos. La violencia es sin duda un tema complejo, porque tiene muchas facetas. Debido a sus delitos de gran repercusión social, la organización criminal ha ganado visibilidad en los medios de comunicación nacionales y en las redes sociales. Aunque es posible que algunos delitos no se incluyan en las estadísticas oficiales, es crucial considerar detenidamente si los delitos y los asesinatos están aumentando o no.

En este sentido, la prensa nacional publica cada día un número creciente de titulares alarmantes. Un incendio en una “narcocasa” en el barrio Yungay(1) o el asesinato de una persona en La Serena(2), son solo algunos de los hechos recientes. Tales titulares, en mi opinión, establecen una forma de vida más allá de la imposibilidad de vivir sin riesgos. La gente vive ahora en algunos lugares más sobresaltada que en otros, con mucho miedo de ser atacada, secuestrada o asesinada, y existe la percepción de que ni las leyes ni las instituciones creadas para hacer justicia, ni los tres poderes que conforman el Estado, son capaces de contener la floreciente situación del delito.

La mayoría de los que sufren por el alejamiento del Estado en la regulación económica y la defensa de la soberanía son los jóvenes. Aquellos que son jóvenes y, desde una edad temprana, no creen que las políticas del Estado los puedan conducir a un futuro brillante. A pesar de haber obtenido incluso un título universitario, solo ven trabajos en los que nunca podrán convertirse en individuos rentables o verdaderos ciudadanos. Estos jóvenes se formaron en el espacialismo competitivo o solo promedio, atraídos por los valores del capital (riqueza y poder), y ya no heredaron los valores de la solidaridad ni los de la tradición familiar. Aceptar la oferta de la criminalidad que circula en las calles, barrios, etc., es, por tanto, la “profesión” más atractiva y práctica.

Los jóvenes inmigrantes también necesitan nuestra atención. Aunque muchos de ellos llegan con esperanzas en el futuro, eventualmente recurren a delitos relacionados con las drogas o a la pertenencia a bandas criminales(3). En los últimos años se ha producido un aumento de extranjeros que cometen graves delitos sociales. Al respecto, las declaraciones del Fiscal de Tarapacá han sido contundentes: “Acá el problema no es la migración, sino la delincuencia extranjera. En Iquique siempre hemos convivido con extranjeros. Y, por la zona franca, son de distintas nacionalidades. Esta no es una ciudad xenófoba, por el contrario. Pero la delincuencia es otra cosa”(4).

A raíz de lo anterior, queremos sugerir tres dinámicas principales de expansión de la violencia en Chile. La primera es la práctica de recurrir a la violencia para resolver disputas interpersonales. Desde los “ajustes de cuentas” entre criminales hasta el enfrentamiento cotidiano de automovilistas ha ido en aumento. Esta es una característica interesante que nos hace pensar en cómo se usaba la violencia para resolver disputas en sociedades anteriores.

La segunda dinámica es el uso de la violencia para adquirir identidad. Muchos jóvenes, especialmente menores de edad, han descubierto que el uso de la violencia es una forma de liberar todas sus frustraciones. Es fácil sentir pertenencia en organizaciones o grupos que apoyan y glorifican la violencia. Aquí, hay dos tipos principales de violencia: a) la que se da entre grupos menores de edad en escuelas y bandas involucradas en el narcotráfico, y b) la que se da entre hinchas o en campos de fútbol.

Es fácil sentir pertenencia en organizaciones o grupos que apoyan y glorifican la violencia.

La tercera dinámica tiene que ver con la cultura y la iconografía relacionadas con la violencia. El femicidio y la violencia doméstica son dos aspectos de una cultura de “superioridad” que es principalmente masculina.

Sostengo que el Estado chileno debe crear políticas y dar más atención a estas formas de violencia, particularmente a la primera, que es increíblemente destructiva, para brindar seguridad. En este sentido, la administración del presidente Gabriel Boric avanza en esta dirección, aunque lentamente. El riesgo de crímenes violentos y la falta de justicia para las víctimas es que el público se vengue, participando en linchamientos públicos o incluso convirtiéndose en asesinos (lo que ha ocurrido).

(1) https://www.lanacion.cl/incendio-en-barrio-yungay-afecto-a-dos-viviendas-una-de-ellas-ha-sido-investigada-por-narcotrafico/
(2) https://www.diarioeldia.cl/policial/2023/3/5/hombre-muere-tras-ser-apunalado-con-arma-blanca-en-puertas-del-mar-99801.html
(3) “El fiscal Jefe de SACFI Antofagasta se refirió a la creciente participación de ciudadanos extranjeros en el delito de tráfico de drogas, asegurando que “si vemos las estadísticas de 2021 y 2022, su presencia (de extranjeros) en delitos de tráfico de drogas se aproxima al 60%”. https://www.biobiochile.cl/especial/el-narco-en-chile/noticias/2023/03/06/fiscal-de-sacfi-antofagasta-extranjeros-en-delitos-de-trafico-de-drogas-se-aproxima-al-60.shtml
(4) https://www.biobiochile.cl/especial/el-narco-en-chile/noticias/2023/02/14/fiscal-de-tarapaca-la-region-mas-violenta-nunca-va-a-ser-el-iquique-de-cuando-iba-al-colegio.shtml


Imagen: Pexels.

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