El corazón del Papa cerca de los países que sufren por el Covid-19

Después de la oración mariana del Ángelus, el Papa saludó a los fieles del mundo y expresó especial cercanía a las poblaciones que viven en estos días la fase aguda de la pandemia de coronavirus. “El corazón de Cristo es la fuente de la misericordia”, afirmó Francisco, recordando que junio es el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús

Tras rezar a la Madre de Dios la oración del Ángelus y brindar su catequesis a los fieles congregados en la plaza de San Pedro, el Papa, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico después del final del confinamiento debido a la pandemia de Covid-19, dirigió como de costumbre su saludo a los “fieles romanos y peregrinos, a las familias y comunidades religiosas”. “Vuestra presencia en la plaza —les dijo— es un signo de que la fase aguda de la epidemia ha pasado en Italia, aunque la necesidad de seguir con las normas vigentes sea aún necesaria”. De aquí la invitación a no cantar “victoria antes de tiempo” y a respetar las prescripciones.

Seguidamente, Francisco dirigió su pensamiento a las poblaciones que en estos días atraviesan la fase aguda de la epidemia por el coronavirus y dijo:

“Pero, lamentablemente, en otros países, pienso en algunos, el virus sigue cobrándose muchas víctimas. El viernes pasado, en un país, ¡hubo un muerto cada minuto! Terrible. Deseo expresar mi cercanía a esas poblaciones, a los enfermos y sus familias, y a todos los que los cuidan. Acerquémonos a ellos con nuestra oración”.

JESÚS, HAZ QUE MI CORAZÓN SE PAREZCA AL TUYO

El Santo Padre recordó también que el mes de junio está dedicado de manera especial al Corazón de Jesús, “una devoción que une a los grandes maestros espirituales y a la gente sencilla del pueblo de Dios”. Y a los fieles presentes en la plaza de San Pedro les hizo repetir dos veces una “pequeña oración” aprendida de la Nona Rosa: “Jesús, haz que mi corazón se parezca al tuyo”.

En efecto, el Corazón humano y divino de Jesús es la fuente de donde siempre podemos obtener misericordia, perdón y ternura de Dios. Podemos hacer esto reflexionando sobre un pasaje del Evangelio, sintiendo que en el centro de cada gesto, de cada palabra de Jesús está el amor, el amor del Padre que ha enviado a su Hijo, el amor del Espíritu Santo que está dentro de nosotros. Y podemos hacerlo adorando la Eucaristía, donde este amor está presente en el Sacramento. De este modo, nuestro corazón también, poco a poco, se volverá más paciente, más generoso, más misericordioso, imitando el Corazón de Jesús.

Deseando a todos un “buen domingo” el Papa se despidió, no sin antes pedir, como es su costumbre, que por favor no se olviden de rezar por él.

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Fuente: www.vaticannews.va

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