Me hice arrestar el martes

Reproducimos esta nota del jesuita Thomas Reese sj, publicada originalmente en inglés en National Catholic Reporter sobre el movimiento de resistencia civil en defensa de los derechos de los llamados “dreamers” y otros inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos.

El martes 27 de febrero planeé ser arrestado en Capitol Hill en el Día de Acción Nacional Católico, en solidaridad y defensa de los dreamers (“soñadores”). Mi arresto es una expresión de solidaridad con aquellos que enfrentarán arresto y deportación si el Congreso o el presidente no hacen algo para proteger su estatus legal.

Los “soñadores” (dreamers) fueron traídos a este país como niños por sus padres. Ellos han crecido en esta tierra, han ido a la escuela y a la iglesia, han aprendido inglés y son parte de Norte América, tanto como alguien nacido aquí.

Decir que violaron la ley y deben ser castigados sería como enjuiciar a un bebé en una carriola cuando su madre roba pañales en Walmart.

Esta crisis fue creada en septiembre por la administración Trump, cuando anunció planes para rescindir el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que había sido implementado por el presidente Obama. DACA permitió a aproximadamente 780.000 dreamers quedarse temporalmente en el país y trabajar e ir a la escuela, sin temor a ser arrestados ni deportados.

Debido a su “estado DACA”, muchos de ellos ya estaban contribuían con su servicio militar. Otros son maestros, empleados de atención médica o trabajadores que sirven al país de otras maneras productivas. Si pierden su “estado DACA”, podrían ser deportados, lo que sería trágico para ellos y una pérdida para nuestra nación.

El pueblo estadounidense, en una proporción de 2 a 1, favorece el otorgamiento de estatus legal a los dreamers. Incluso el 51 por ciento de los republicanos apoyan esta medida, de acuerdo con el Centro Nacional de Investigación de Opinión.

En lugar de hacer lo que es bueno para estos niños y jóvenes y para el país, los líderes republicanos han jugado políticamente, tratando de usarlos como moneda de cambio para que el Congreso pague el muro de Trump a lo largo de la frontera sur, y para hacer cambios radicales en nuestras leyes de inmigración.

Lo que necesitamos para ellos es protección legal y un camino hacia la ciudadanía.

Esta es la primera vez que me arrestan. Muchos de mis colegas jesuitas fueron arrestados durante los años ‘60 y ‘70 cuando las manifestaciones por Vietnam, los derechos civiles y los trabajadores agrícolas eran comunes. Como parte de estas demostraciones, la desobediencia civil pacífica no era infrecuente.

En un momento en que los dreamers enfrentan el arresto y la deportación, ser arrestado es un gesto simbólico de solidaridad con personas amenazadas que son parte de nuestra comunidad. Como jesuita, lo siento especialmente, porque miles de estos dreamers han sido nuestros estudiantes y feligreses. Ellos son nuestros amigos y colegas.

Como jesuita, antes de ponerme en peligro de ser arrestado, debí obtener el permiso de mi superior provincial. Me complace informar que no solo obtuve permiso; el reverendo Scott Santarosa me envió a una misión para representarlo a él y a los compañeros de la provincia de jesuitas que cubre el oeste de los Estados Unidos. Tenía la firme convicción de que los jesuitas deberíamos hablar y poner nuestros cuerpos en peligro por los deamers.

Al mismo tiempo, me doy cuenta de que mi arresto de ninguna manera será comparable a los arrestos que enfrentan los inmigrantes que no serán liberados después de unas horas con una pequeña multa. Si no están protegidos por DACA o la nueva legislación, sus arrestos llevarán a un daño devastador y permanente en sus vidas.

Ya basta de jugar a la política. ¡Protege a los soñadores!

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Fuente: https://www.ncronline.org

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