Revista Mensaje N° 706. «El papa Francisco habló con laicos y laicas sobre la Iglesia chilena»

Un grupo de católicos de nuestro país conversó en privado y extensamente con el pontífice: la renovación de las estructuras eclesiales y sus jerarquías, y el papel de los cristianos de a pie estuvieron en el centro del diálogo.

Seis voces y seis temas: esa fue la modalidad que escogieron para presentar al papa Francisco sus inquietudes acerca del camino recorrido en los últimos años por la Iglesia chilena. Los integrantes del grupo de laicos habían decidido a mediados del 2021 enviar al Vaticano una solicitud de entrevista con el Pontífice y cuando —solo diez días más tarde—– recibieron la respuesta positiva, comenzaron a delinear cómo plantear en forma ordenada y clara sus inquietudes. Así, acordaron que cada uno abordaría una materia específica durante la conversación, la que estimaron que sería de unos treinta minutos. Y de ese modo procedieron cuando finalmente el encuentro tuvo lugar el jueves 9 de diciembre en la biblioteca privada San Dámaso, en el Palacio Apostólico. Expresaron allí sus preocupaciones sobre la función de los obispos y su nombramiento, la formación de los laicos, la sinodalidad en la toma de decisiones en la Iglesia, el rol de la mujer en la vida eclesial, el tratamiento de los casos de abusos y el clericalismo.

El encuentro, sin embargo, se extendió más de lo usual, alcanzado ochenta minutos. Valoraron inmensamente es que el Papa se haya preocupado de que el diálogo fuera muy horizontal. Los recibió, saludando uno a uno en la puerta del salón. Los hizo sentarse a la mesa, tras decirles que quería que ese fuera “un diálogo entre amigos”. Luego, los escuchó con mucha atención, comentando los distintos puntos, respondiendo o bien formulando preguntas, y revelando sus propias expectativas y preocupaciones.

El grupo estuvo conformado por coordinadoras y coordinadores de la Red de Santiago: Mirna Pino, laica integrante de la Red Laical de la Compañía de María; Mario González, laico de la Rama Secular de los SS.CC; Roberto Sánchez, vocero de los laicos de Santiago; Claudia Artigas, laica parroquial de la Zona Oeste de Santiago, María Angélica Urra, laica parroquial y coordinadora de la Red Laical de Iquique, y Marcos Ruiz, laico parroquial y coordinador de la Red Laical de Puerto Montt. También estuvo presente la periodista Javiera Albornoz, de la Red de Laicos y Laicas de Chile.

“SEGUIR HACIENDO LÍO”

“Lo más importante de todo fue que nos encontramos con un hermano en la fe, a quien le llamamos ‘hermano Francisco’, que nos escuchó y a quien escuchamos”, es la síntesis que hace Roberto Sánchez acerca del encuentro. “El Papa nos oyó atentamente y nos animó a seguir adelante y a no tener miedo y a seguir haciendo lío”.

“Lo que más rescato es ver a Francisco como un tremendo hombre, pero muy sencillo y acogedor”, agregó. “Ante cada tema que le planteamos, fue muy receptivo. Empatizó mucho con los temas y con la mirada que le llevamos como laicas y laicos. Me correspondió hablar en primer lugar y le dije que no nos había sido fácil llegar hasta él. Que no nos fue fácil en lo personal, en lo familiar, en lo laboral y en lo económico, ‘y llegamos ante Ud. con carnet de adultos para escuchar y ser escuchados’, palabras que le llamaron la atención y le sirvieron para que enganchara en la conversación”.

Sánchez señala que, concretamente, expresó al Papa la opinión que tiene el grupo sobre cómo debieran ser los nombramientos de los obispos, “pues nuestro país necesita hoy más pastores que obispos; no solo administradores de sacramentos”. Directamente, le planteó la idea de que los laicos puedan tener una voz en el nombramiento en esos cargos, para contribuir a que a estos lleguen personas verdaderamente relacionadas con las realidades locales.

“UNA IGLESIA QUE DIALOGUE”

María Angélica Urra expresa que quedó con la sensación de que “estamos muy en sintonía con el papa Francisco en las tareas necesarias en la Iglesia y con la misión de ser Iglesia que dialogue con todos y con todas, aunque esa idea no baja siempre a todos los espacios en los que tiene que estar”. Agrega que comparten una idea de sinodalidad “que incluya y acoja ampliamente, con fuerza desde las mismas parroquias y desde todos los sectores; los católicos podemos tener mayor protagonismo y más espacios de decisión pastoral, pues, como bautizados y adultos en la fe, podemos participar más”. Asimismo, recuerda cómo la carta del papa Francisco, del 31 de mayo de 2018, enviada “al pueblo de Dios que peregrina en Chile”, exhortó a adoptar un camino de mayor integración de los laicos en la vida de la Iglesia y también en materia de verdad, justicia y reparación por los abusos cometidos por miembros del clero.

“Al hablarle, quise aportarle desde mi mirada de laica porque creo que él no ha sido siempre bien informado de lo que ocurre en las diócesis ni en la vida del pueblo católico”, expresa. “Desde mi visión comunitaria, le hablé del clericalismo, pues sigue habiendo nula participación de los laicos en las decisiones; los párrocos concentran tareas y responsabilidades, y no aceptan el apoyo: pareciera incluso que hay una involución. Se promueve una búsqueda de Dios en el cielo y no hay noción de bajar la mirada a los otros y a las otras para encontrarnos en la dignidad de cada uno”.

Por su parte, Marco Ruiz destaca que “nos hizo sentir cercanos, no se mostró como una autoridad, sino como una persona que quería hablar con nosotros en nuestra calidad de ser todos hijos de Dios. Siento que asumió una actitud muy acogedora, de mucha apertura y libertad en todo sentido”.

“Me correspondió plantear la situación de los abusos en Chile y qué es lo que se debe corregir. Que es importante acoger a las víctimas, establecer responsabilidades y terminar con posibilidades de encubrimiento, junto con practicar la justicia y la misericordia. Siento que el Papa escuchó con apertura mis comentarios de cómo hay cuestiones que corregir. En Puerto Montt, por ejemplo, hay situaciones pendientes que provocan divisiones en la comunidad. Creo que él está consciente de todo eso y tiene un buen diagnóstico, pero tampoco se trata de una materia sobre la que sea fácil avanzar porque no todos en la Iglesia tienen la misma visión”, añade. MSJ

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Fuente: Artículo publicado en Revista Mensaje N° 706, enero-febrero de 2022.

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