El Programa Pathfinder del JRS ofrece un servicio de autobús para recoger a los estudiantes y llevarlos a los centros de forma segura.
Desde 2019, el registro de refugiados en Jordania está sujeto a muchas restricciones que dificultan la concesión del estatuto de refugiado. Debido a esto, muchos se encuentran en una situación muy vulnerable, sin poder obtener ninguno de los apoyos que se conceden a los refugiados registrados.
Los centros del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en Amán son lugares de acogida y encuentro, donde se atiende a las personas en función de sus necesidades, independientemente de los papeles que tengan. Refugiados procedentes de diferentes lugares, como Sudán, Siria, Somalia, Yemen, Irak y Eritrea, se reúnen para aprender, estudiar y apoyarse mutuamente.
Fathia es sudanesa y estudia inglés en el JRS porque quiere enseñárselo a los niños y, si vuelve a Sudán, a más niños. Ella dice: “Tomo el autobús porque es seguro y porque es una ayuda económica, nos ayuda mucho. Si no hubiera autobús, sería muy difícil, porque no tengo suficiente dinero, así que no podría venir aquí”.
Amán no tiene un sistema de transporte público en toda la ciudad y la gente depende de los taxis para desplazarse la mayor parte del tiempo. Para muchos de los estudiantes del JRS, cubrir los gastos de transporte para llegar al centro es una carga que no pueden permitirse. Para responder a esta necesidad, el Programa Pathfinder del JRS ofrece un servicio de autobús, con diferentes líneas que cruzan la ciudad para recoger a los estudiantes y llevarlos a los centros de forma segura y asequible.
Mona es iraquí y se mudó a Jordania en 2018. Tiene 20 años y estudia inglés en el turno de tarde dos veces por semana y vive en un barrio alejado de los centros del JRS. “Si no hubiera autobuses nocturnos, no podría venir sola por la noche y mis padres se sienten seguros de que voy y vuelvo en autobús. Agradezco mucho que haya autobuses para ayudarnos”.
De hecho, no se trata solo del dinero. Muchas de las mujeres que asisten al curso consideran que este servicio les proporciona una forma segura de acudir a los centros. Especialmente las estudiantes que asisten a las clases nocturnas prefieren tomar el autobús en lugar de un taxi, donde ocasionalmente puede producirse acoso.
Muchas de las mujeres que asisten al curso consideran que este servicio les proporciona una forma segura de acudir a los centros.
El programa de Protección y MHPPS del JRS es consciente de las luchas diarias a las que se enfrentan los refugiados y que a menudo les impiden asistir a las sesiones y clases. Por eso, el JRS creó un servicio de guardería, donde los estudiantes y participantes en los proyectos pueden dejar a sus hijos en un entorno seguro y lúdico. “Sin la guardería no podría asistir a las clases. Estamos aquí solas, no tenemos a nadie más”, dice Roghaia, recién llegada a Jordania desde Sudán. Se siente tranquila porque puede dejar a su hijo de 2 años en un espacio seguro junto con otros niños mientras estudia inglés.
Fuente: https://jrs.net/es / Imagen: Servicio Jesuita a Refugiados.