Selva construye relaciones pacíficas entre los refugiados y la comunidad de acogida en Tamil Nadu

Nacida en Sri Lanka, a sus cinco años —debido a la guerra— junto a su familia abandonaron su hogar y se refugiaron en Tamil Nadu, India. Allí Selva apoya a la comunidad y trabaja como responsable del Servicio Jesuita a Refugiados.

Selva nació en un pueblo llamado Poonthottam, en Sri Lanka. Cuando tenía cinco años, la guerra civil la obligó —a ella y a su familia— a abandonar su hogar y buscar refugio en Tamil Nadu, India. Allí, Selva ha estado apoyando a su comunidad, trabajando como responsable in situ del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) durante nueve años.

Vivir en Tamil Nadu como esrilanquesa no fue fácil: “Al principio había muchos malentendidos entre la comunidad de acogida y los tamiles de Sri Lanka. Debido a estos malentendidos, nuestros jóvenes tenían problemas en las escuelas y las universidades, y los mayores en los espacios públicos”. La situación de los tamiles de Sri Lanka se agravó aún más al ser objeto de marginación y además se les trataba con desdén, “se nos negaron oportunidades en las escuelas y universidades; nuestros estudiantes vivieron situaciones estresantes”, cuenta Selva.

“Al principio había muchos malentendidos entre la comunidad de acogida y los tamiles de Sri Lanka. Debido a estos malentendidos, nuestros jóvenes tenían problemas en las escuelas y las universidades, y los mayores en los espacios públicos”.

Para resolver los conflictos en las escuelas, colegios y espacios públicos, y construir mejores relaciones con la comunidad de acogida, Selva y otros integrantes del personal del JRS llevaron a cabo programas de sensibilización en forma de representaciones artísticas.

Para ello, recibieron formación, participando en los talleres PAX del JRS. Fueron dos días de formación que incluyeron el aprendizaje de obras de teatro callejero, canciones de sensibilización y artes populares. A través de la formación, los participantes adquirieron las herramientas para comunicar eficazmente los valores de la paz y la reconciliación.

“Al final del programa de sensibilización, la comunidad de acogida empezó a invitarnos a sus eventos familiares y nosotros hicimos lo mismo. Fue una primera señal hacia la creación de buenas relaciones entre nosotros”, dice.

El fomento de la comprensión mutua ha aumentado la colaboración entre los jóvenes de ambas comunidades. La situación económica también ha mejorado para los refugiados tamiles de Sri Lanka, que han empezado a recibir más oportunidades de trabajo de la comunidad de acogida. “Hemos visto que ahora la vida de los tamiles de Sri Lanka es feliz y armoniosa. Ahora nos entendemos mejor y este entendimiento nos ayudará a conseguir el apoyo de la comunidad de acogida para restaurar los derechos que perdimos en nuestra patria. Hoy confiamos en su apoyo en el futuro para encontrar una solución permanente y vivir como si fuéramos ciudadanos indios”, concluye.


Fuente: https://jrs.net/es / Imagen: Servicio Jesuita a Refugiados.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0