Salir al mundo con el mensaje de Francisco, desde múltiples perspectivas, políticas, sociales, económicas, teológicas, inclusive religiosas. Desde ahí, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) han organizado del 13 a 15 de marzo, coincidiendo con el 10º aniversario del actual Pontificado, el Seminario Fratelli tutti, que tiene lugar en la sede del CELAM en Bogotá.
ALTERNATIVA A LOS DESAFÍOS DE LA CRISIS ECOLÓGICA
Lo que se busca es caminar hacia una mesa diálogo social por la paz, prevista para noviembre de 2023, que tenga como posible concepto el Cuidado de la Casa Común como alternativa a los desafíos que presenta la crisis ecológica socio-ambiental en América Latina y el Caribe. Hacer eso desde diferentes matices, a partir de algo que el Papa Francisco conoce, que quiere ser un momento de discernimiento para, desde la última encíclica de Francisco, encontrar los temas centrales que pueden favorecer un diálogo social que lleve a una paz fundamentada en la justicia.
El Seminario, coordinado por Sergio Torres, Anibal Torres y Emilce Cuda, cuenta con la participación de una treintena de pensadores y pensadoras de diferentes ámbitos y países, que a lo largo de tres días, teniendo como punto de partida la Fratelli tutti, se desarrolla en una dinámica de debate en busca de nuevas perspectivas, que parte de una exposición inicial desde diferentes puntos de vista, algo que es iluminado desde las Redes Eclesiales presentes en el continente: REPAM, REMAM, REGCHAG y CEAMA.
ANÁLISIS DE LA CRISIS DESDE DIFERENTES PERSPECTIVAS
Una reflexión que, hablando de las sombras que aparecen en el primer capítulo de Fratelli tutti, ha partido del análisis de la crisis desde diferentes perspectivas. En relación a la crisis socio-política, hoy en América Latina no está marcada por proyectos políticos, algo que en los años 60-70 acabó en fórmulas autoritarias, en palabras de Manuel Antonio Garretón. Se vive una desintegración de la comunidad política, que se ha resquebrajado, desintegrado, llevando a una ausencia de proyectos y horizontes. Algo que responde a razones estructurales, que lleva a reflexionar sobre diferentes temas como la sociedad globalizada digital, la igualdad, las sociedades desintegradas, entre otras temáticas.
Un continente que vive una incertidumbre sobre la capacidad de crecimiento sostenible, lo que se complica todavía más ante la inequidad social y desprestigio de las instituciones, señalaba Guillermo Castro en relación con la crisis ambiental. Eso ante un momento histórico que comparó con el paso de la Edad Media a la Moderna. De hecho, llamó a entender lo ambiental en su relación con lo natural y con lo social, haciendo ver que la actual crisis de la naturaleza ha llevado a un punto de agotamiento que puede conducir a una posible anomia y barbarie. Ante ello llamó a generar procesos de convergencia que pueden dar lugar a consensos que lleven a propuestas que se conviertan en políticas, refiriéndose a las pistas que Francisco da en Evangelii Gaudium al respecto.
Un continente que vive una incertidumbre sobre la capacidad de crecimiento sostenible, lo que se complica todavía más ante la inequidad social y desprestigio de las instituciones.
LOS POBRES TIENEN DERECHO A HACER ECONOMÍA
Una crisis económica que Humberto Ortiz abordó en 4 niveles: global, macro, meso-económico y micro. Partiendo del análisis del actual modelo neoliberal que privilegia la economía del mercado y las privatizaciones, con graves consecuencias que llevan a una economía injusta que genera mayor empobrecimiento, pero también relevantes experiencias de solidaridad. Algo que provoca injusticia tributaria, hasta el punto de que los pobres terminan financiando el presupuesto público. Del mismo modo, en el nivel meso-económico, destacó la poca relevancia de los gobiernos, la corrupción, y ante el poco respaldo a las economías populares, enfatizó la importancia de la economía informal y popular, pues los pobres tienen derecho a hacer economía.
En relación con la crisis social, Rita Segato hizo ver el fin de la razón humanitaria, que ha producido un mundo adueñado, denunciando que hay dueños de la vida y de la muerte. Una crisis en la que influye decisivamente el patriarcado, primer sistema político, inicial, arcaico, que hoy se concreta en el adueñamiento. Junto con ello, la implantación de una política de acumulación de fuerzas, con alianzas a cualquier precio, con una política menos ideológica. Y un elemento de extrema gravedad: la riqueza no declarada es del mismo tamaño que la declarada. También el surgimiento de movimientos identitarios que promueven el antagonismo, y finalmente la incapacidad de la Iglesia y de la política de ver la centralidad de las mujeres.
Con relación a la crisis de seguridad, que Roberto Román relaciona la seguridad alimentaria, y cibernética, reforzó la necesidad de que los Estados defiendan la casa común, algo que debería ser asumido por las fuerzas armadas, sobre las que es necesario repensar su rol, en función del cuidado y defensa del territorio común.
APORTES DESDE LAS REDES ECLESIALES
A partir de estos análisis se han relatado temas que no pueden ser olvidados, desde las redes eclesiales y de los representantes de otras religiones. El sistema bancario y sus injusticias para con los pobres, los precios de los combustibles, el narcotráfico y su intrusión en los partidos políticos, el uso de la agricultura para producir lo que le interesa al mercado, a pesar del hambre que sufre la población local de muchos países, decisiones de organismos internacionales que quedan en el papel, la migración extrema, como relataba el Cardenal Ramazzini desde la REMAM.
Los monocultivos y su relación con la deforestación y la falta de agua, inclusive para tomar, como sucede en la región del Acuífero Guaraní y Gran Chacho, como decía Miguel Cruz desde la REGCHAG. Algo que demanda una reflexión sobre el abandono de los conocimientos ancestrales, las consecuencias del cambio climático, la migración y sus causas, una necesaria escucha horizontal para así generar consensos. Junto con ello la necesidad de un diálogo ecuménico interreligioso y una mayor presencia eclesial en el territorio y una reflexión ante una naturaleza herida que lleve a cuidarla desde una perspectiva horizontal.
APORTES DESDE LAS RELIGIONES
Desde las diferentes religiones, Ariel Stofenmacher, en la perspectiva del judaísmo, partió de la idea de que la Tierra es de Dios, abordando la necesidad de educación en valores, superando la educación para adquirir habilidades, recuperar la idea del jubileo bíblico, la eliminación de los ejércitos en América Latina, el cuidado de los niños y las niñas o la Banca ética. Desde ahí, teniendo en cuenta que la mayoría de los decisores en su mayoría responden a una de las grandes religiones, se preguntó ¿qué se nos perdió en el camino?
Desde la religión musulmana, se puso de manifiesto que la paz en el Islam se define como protección y tranquilidad, mostrando la preocupación por la brecha cada vez mayor en el campo político, religioso, de la falsa información que genera odio y de cómo es más difícil llenar las distancias cada vez mayores a pesar de la caridad que se fomenta desde círculos religiosos.
Una reflexión que también llegó desde las iglesias evangélicas, en nombre de la cuales Ariel Castaño llamó reflexionar sobre la ausencia del diálogo, es que la palabra haya perdido el poder o que la gente no cree en los acuerdos. Junto con ello la degradación del ambiente por un ser humano que no entiende su papel de administrador. También la necesidad de una cultura de verdad en un mundo donde lo sagrado huele mal, es visto como anacrónico.
Son reflexiones que abrieron un debate entre los presentes que fueron aportando diferentes cuestiones que, a lo largo del Seminario y en el futuro, deben enriquecer la reflexión que conduzca a ese diálogo social por la paz que lleve a asumir el necesario cuidado.
Fuente: https://adn.celam.org / Imagen: ADN CELAM.