Triunfo del racionalismo francés

Un “Frexit” habría sido mucho más dañino que la salida de Gran Bretaña del bloque. Francia es la segunda economía del euro y una fuerza central de la Unión, que procura, con Alemania, mantener la paz después de la última gran guerra mediante el libre comercio y las fronteras abiertas.

La aplastante victoria del candidato independiente y ex ministro de economía del actual gobierno francés, Emmanuel Macron, sobre la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, por 65 a 35%, una diferencia aún mayor a las previsiones de 60-40 que lo daban ganador, ofrece varias lecturas para Francia, Europa y el mundo.

Entre los franceses, europeos y el resto del mundo, el triunfo representa un golpe demoledor para los euroescépticos que confiaban en el triunfo de Le Pen para desbaratar el proyecto europeo. En Londres y en Moscú quizás no estén muy contentos. Es de esperar que en Washington, al menos, cuando parece darse una auspiciosa evolución hacia el realismo político, tomarán debida nota de este resultado. Hay que ver que esta importante victoria pro integración europea se produce en una de las dos potencias continentales de Europa, once meses después del triunfo del Brexit en el Reino Unido. A fines de junio de 2016, los británicos le dijeron adiós a la Unión por el 52% de los votos frente al 48% de quienes todavía confiaban en el proyecto de integración más exitoso del mundo desde el fin de la II Guerra Mundial.

Un “Frexit” habría sido mucho más dañino que la salida de Gran Bretaña del bloque. Francia es la segunda economía del euro y una fuerza central de la Unión, que procura, con Alemania, mantener la paz después de la última gran guerra mediante el libre comercio y las fronteras abiertas.

El racionalismo y la previsibilidad franceses se impusieron al salto al vacío de la ultraderecha populista. Populismo al fin, sin aditamentos de derecha o izquierda, ya que va quedando demostrado que ante este fenómeno del encantamiento facilista basado en la exaltación del pueblo, la nación y el aislamiento sobre el hombre, la patria y la integración, los límites entre izquierda y derecha, de por sí desdibujados en la ciencia política de los últimos tiempos, se diluyen aún más.

Para la Argentina, aparte del triunfo de un programa afín al gobierno, que como tal debe estar siendo celebrado, no debería ser un dato menor para la oposición el triunfo, en la segunda nación de Europa, de un hombre joven y ajeno a la política hasta hace un par años, cuando lideraba un fondo de inversión.

Ahora resta aguardar las elecciones nacionales en la otra gran potencia continental, Alemania, cofundadora con Francia del proyecto europeo, para saber adónde va la locomotora del Viejo Continente. El 24 de septiembre próximo Angela Merkel, seguidora del partido demócrata cristiano de Konrad Adenauer, artífice del levantamiento de Alemania de sus cenizas desde 1949, enfrentará por cuarta vez consecutiva un desafío electoral. Por ahora las encuestas la favorecen a ella y a sus partidos de la coalición, frente a los exiguos números del partido Alternativa para Alemania, la fuerza política de derecha, emblemática de los antieuropeos. Esperar y ver.

_______________________
Fuente: http://www.revistacriterio.com.ar

ARTÍCULOS RELACIONADOS

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0