Alfredo Zamudio: La reconstrucción de la confianza

El director del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo lleva años trabajando por la solución de crisis complejas, situaciones de emergencias, de guerra, y también con derechos humanos. Su gran lección es la importancia de co-construir las soluciones con otros.

“Para los complejos desafíos que tenemos en el mundo de hoy, tenemos que aceptar la necesidad de trabajar en comunidad. Los problemas causados por la humanidad, tienen que ser solucionados en comunidad”, señala Alfredo Zamudio, director ejecutivo del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo de Noruega y quien fuera director del Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno en Ginebra y consejero del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.

¿Qué debería preocuparnos del presente?

Creo que este es el minuto en el cual necesitamos escucharnos mucho más que antes. La desconfianza nos amenaza a todos y a todas. Tenemos que reconstruir la confianza a través de la comunidad y de la solidaridad. Los actos de solidaridad los vemos a diario en las poblaciones, en las comunidades, en los territorios. La gente se escucha y responde a lo que está escuchando. Ahora para solucionar y para transformar los grandes problemas que nos afectan, tenemos que entender ¿qué hay debajo?, ¿cuáles son las raíces? ¿cuáles son los problemas que impulsan para arriba? Si solamente cambiamos lo superficial, tal vez algo cambia por encimita, por así decirlo, pero para que realmente sean cambios profundos, tenemos que ir hacia abajo. Para eso tenemos que escuchar a mucha gente, a muchas voces. Incluso, a quienes no nos gustan o a quienes nunca hemos escuchado, necesitamos construir confianza.

¿Qué cree usted que lo está cambiando todo?

Es una buena pregunta. Pienso que la pandemia es la primera amenaza en muchos años que nos preocupa a todos, a todas y a todo el mundo. Esta pandemia nos ha puesto a todos en un lugar muy incierto, con mucho miedo, temor. Son muchas las cosas que nos están pasando, pero no es la primera vez: sucedió hace 100 años cuando la gripe española mató a más de 50 millones de personas. ¿Qué fue lo que aprendieron nuestros bisabuelos y nuestras bisabuelas que nos pudiera haber servido ahora? Si hubiésemos estado conscientes que eso podría pasar y que éramos igual de vulnerables.

Este momento es un momento de inflexión. Esta pandemia nos ha mostrado que la humanidad aún puede colaborar de una forma fulminante, enorme. En cosa de meses el mundo se movilizó y se hicieron varias vacunas muy eficientes que salvan vidas, millones de vidas todos los días, y eso es gracias a la colaboración humana. Esta colaboración humana que tenemos en este momento nos puede servir para la próxima crisis que viene, que es la crisis del cambio climático, que es algo que tal vez no nos va a afectar a nosotros, a nuestra generación, quizás tampoco a nuestros hijos, pero sí a nuestros nietos y bisnietos. Así como la gripe española mató a 50 millones de personas, el cambio climático también va a afectar la vida de mucha gente. La colaboración humana que estamos viviendo ahora nos puede servir para prevenir lo que se puede prevenir y mitigar lo inevitable del cambio climático.

¿Sobre qué es usted optimista?

Soy optimista porque veo que los jóvenes hacen muchas cosas maravillosas y los he visto en las zonas de guerra. En Croacia, vi a los jóvenes que cruzaban el frente hacia la zona de Krajina para llevar agua y leña a los ancianos del enemigo. Lo mismo he visto en otras zonas de conflictos, en otras zonas de crisis, en otras zonas de pueblos divididos, en otras zonas donde la desconfianza es grande.

En nuestro país hay muchos jóvenes, de todos los sectores sociales, que hacen cosas maravillosas, y una cosa que me ha impresionado es la conciencia de la identidad de género en las nuevas generaciones: la percepción de que todo no es tan aparente a cómo lo vemos. Eso es un gran potencial social, esa solidaridad de los jóvenes. Eso nos demuestra que todavía sentimos. Que tenemos gente entre nosotros que puede hacer muchas cosas. Por eso soy optimista, aunque tengamos muchos problemas.

¿Qué pensadores cree usted están aportando interesantes puntos de vista a la humanidad hoy? Y, ¿por qué?

En mi opinión uno de los pensadores que está aportando a la humanidad, sobre todo en el Chile de hoy, es Gastón Soublette. Él es un gran observador del ser humano. Rescata lo ancestral y también cuenta cosas de una forma que engancha con muchas generaciones. Desde todos los tiempos, desde todas las épocas, quienes cuentan historias, rescatan la memoria, y al rescatar la memoria son los grandes constructores de paz. Gastón Soublette es uno de esos sabios imprescindibles de Chile y del mundo.

¿Qué mensaje daría usted a la humanidad del siglo XXI?

El mensaje que me gustaría dar y que he aprendido en muchos años de trabajar en crisis complejas, situaciones de emergencia, de guerra y también con derechos humanos, es la importancia de trabajar en equipo y de tomarse el tiempo de co-construir las soluciones con otros. Hay un dicho noruego que dice “si vas muy rápido y nadie te sigue, no estás liderando, pero estás tendiendo un buen paseo en solitario”. Para los complejos desafíos que tenemos en el mundo de hoy, tenemos que aceptar la necesidad de trabajar en comunidad. Los problemas causados por la humanidad, tienen que ser solucionados en comunidad. MSJ

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Alfredo Zamudio es chileno y vive en Noruega desde 1976. Master en Administración Pública de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Actualmente es director ejecutivo del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo de Noruega. Fue director del Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno en Ginebra y consejero del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.

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