Las «otras» redes sociales

Empezamos a descubrir nuevas maneras de comunicarnos con algunos, modos que antes no usábamos.

Normalmente, si hablamos de ‘redes sociales’ entendemos que nos referimos a las aplicaciones como Twitter, Instagram o Facebook. Pero más allá de eso es un concepto que se refiere al conjunto de personas con las que interactuamos: la familia, los compañeros de trabajo, la gente con la que compartimos clase, o incluso toda la ciudad en la que vivimos. Es evidente que interaccionamos a distintos niveles en cada una de ellas, pero con toda la gente de cada uno de estos grupos hay algún tipo de interacción. Las personas con las que estamos de algún modo relacionados forman nuestras redes sociales.

En las redes sociales digitales se transmiten memes o videos populares a una velocidad tremenda. Hacen gracia o muestran algo impresionante, gustan mucho, se comparten y por eso se extienden tan rápidamente, lo que llamamos virales. De un modo no muy diferente ocurre con las noticias familiares. Cuando hay una boda o un embarazo, los directamente implicados deben cuidar mucho para ser ellos quienes den la noticia, porque es fácil que se extienda y al final la gente se entera por terceras personas. Es natural querer compartir una buena noticia.

La cuarentena que nos toca vivir busca cortar en lo posible el contacto físico en esas relaciones porque nos encontramos ante una realidad que se transmite muy fácilmente de persona a persona, y no solo con la cercanía directa, sino a través de superficies de contacto común. Y pasamos a mantener el contacto con nuestras redes sociales a través de medios digitales.

Y empezamos a descubrir nuevas maneras de comunicarnos con algunos, modos que antes no usábamoscon esas personas. Hay con quien antes hablábamos por teléfono, pero con quien quizá nunca usamos una webcam, y es la forma que hemos encontrado ahora de fortalecer esa relación. En otros casos retomamos una comunicación que estaba adormecida, quizá tímidamente con solo un «qué tal?» por WhatsApp, o llamando a alguien con quien no hablábamos tan frecuentemente. A veces preguntando a la otra persona por eso de lo que no suele hablar pero que está deseando compartir. Otra forma de reanimar una relación que estaba latente.

Tomar conciencia de estos pequeños gestos nos da una gran luz en esta situación en la que muchos ven oscuridad. Dios nos sigue hablando a través de nuestras distintas redes sociales. Por supuesto en las que nos hacen compañía física y de las que tenemos la oportunidad de cuidar más directamente, pero también en aquellas que en la distancia nos invita a fortalecer.

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Fuente: https://pastoralsj.org

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